El optimismo realista vs. el optimismo tóxico
La corriente de 'pensar en positivo' y la falta de aval científico
El optimismo es una cualidad valorada, pero debemos distinguir entre el optimismo realista y el tóxico.
El optimismo tóxico se basa en la idea de que basta con 'pensar en positivo', ignorando los problemas.
Esta corriente carece de aval científico y puede ser peligrosa, llevándonos a la inacción.
Definición de optimismo realista: creer que las situaciones pueden mejorar, sin obviar los problemas
El optimismo realista, en cambio, es mucho más útil.
Una persona con optimismo realista no niega la realidad; reconoce los problemas, pero mantiene la creencia de que las situaciones pueden mejorar y que puede actuar para que ocurra.
El optimismo proactivo: emprender acciones para que la mejora ocurra
Este tipo de optimismo es proactivo.
No se queda en el deseo, sino que impulsa a la persona a buscar soluciones, trazar planes y emprender acciones.
Acepta los obstáculos pero confía en su capacidad para superarlos.
Protección contra el optimismo tóxico: conocerlo, ser proactivo y usar el 'negativismo estratégico'
Para protegernos del optimismo tóxico, podemos seguir tres recomendaciones: conocer el optimismo realista, ser proactivos y usar el 'negativismo estratégico'.
Esto último significa pensar en lo peor que podría pasar, no para ser pesimista, sino para estar preparados y tener planes alternativos.
Resumen
El optimismo tóxico fomenta el pensamiento positivo sin considerar problemas reales, carece de respaldo científico y puede conducir a la inacción, ignorando obstáculos importantes que requieren atención.
El optimismo realista reconoce las dificultades pero mantiene la esperanza de mejora, impulsando a la persona a enfrentar la realidad con confianza y actuar para lograr soluciones efectivas.
Para evitar el optimismo tóxico, es clave ser proactivo, conocer el optimismo realista y aplicar el negativismo estratégico, que anticipa problemas para prepararse y tener planes alternativos sin caer en pesimismo.
el optimismo realista vs el optimismo toxico