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Trastornos específicos del aprendizaje. dislexia, disgrafía y discalculia

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Trastornos específicos del aprendizaje. dislexia, disgrafía y discalculia


Comprendiendo los Trastornos Específicos del Aprendizaje

Los trastornos específicos del aprendizaje se engloban dentro de los trastornos de la comunicación, manifestándose como dificultades persistentes en la adquisición y el uso del lenguaje.

Estas dificultades pueden afectar a todas las modalidades de la comunicación, incluyendo el lenguaje hablado, el escrito y el uso del lenguaje de símbolos.

Es fundamental entender que estos trastornos no se deben a una falta de inteligencia, sino a alteraciones específicas en el procesamiento de la información.

A continuación, exploraremos tres de los trastornos específicos del aprendizaje más comunes que se pueden identificar en el entorno de la psicología educativa.

La Dislexia: Dificultad en la Lectura y la Escritura

La dislexia se define como una dificultad específica en los procesos de la lectura y la escritura, que se presenta a pesar de que la inteligencia es completamente acorde.

Este trastorno se suele presentar en niños que se encuentran entre los cinco y los seis años de edad, coincidiendo con el inicio de la escolaridad formal.

A menudo, la dislexia puede ser mal diagnosticada como un trastorno de hiperactividad, ya que el niño se distrae con facilidad por la frustración de no comprender.

Las personas con dislexia tienden a interpretar de forma invertida la información que captan, lo que les genera una gran dificultad para poder decodificar las letras.

A pesar de sus dificultades con el lenguaje escrito, estos niños a menudo poseen una inteligencia completamente normal y pueden ser muy hábiles en otras áreas.

La Disgrafía: La Alteración del Grafismo en la Escritura

La disgrafía, también conocida como disortografía, se refiere a una alteración específica que afecta a la escritura, y más concretamente, al grafismo.

Se puede sospechar de una disgrafía cuando un niño, a pesar de tener la edad correspondiente, no logra dominar la toma correcta del lápiz ni su motricidad fina.

Aunque el ritmo de desarrollo varía, se espera que entre los cinco y los siete años un niño ya tenga un mayor control y manejo al escribir.

La dificultad para poder comprender las proporciones correctas de las letras y de las palabras es una de las señales que puede indicar la


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