Grandes perspectivas psicológicas
Psicología Conductista: El Estudio de lo Observable
El conductismo, impulsado por psicólogos como John B. Watson y B.F. Skinner, redefinió la psicología como el estudio científico del comportamiento que es directamente observable.
Esta perspectiva sostenía que, dado que la ciencia debe basarse en la observación, no se pueden estudiar objetivamente las sensaciones, los sentimientos o los pensamientos.
Por lo tanto, los conductistas desestimaron la introspección y se enfocaron en registrar y analizar el comportamiento de las personas mientras respondían y aprendían en diferentes situaciones.
Su visión proponía que la psicología debía ser una ciencia objetiva que estudiara el comportamiento sin hacer referencia a los procesos mentales que no se podían ver.
Esta corriente se convirtió en una de las dos fuerzas principales que dominaron la psicología hasta bien entrada la década de 1960, enfocándose en las respuestas condicionadas.
Psicología Psicodinámica: El Enfoque Freudiano
La otra gran fuerza que influyó en la psicología durante esa época fue la psicología freudiana, la cual se centraba en aspectos muy diferentes de la experiencia humana.
Este enfoque, originado por Sigmund Freud, enfatizaba la manera en que nuestra mente inconsciente y las experiencias de nuestra infancia afectan a nuestro comportamiento adulto.
Las teorías de Freud incluían sus puntos de vista sobre los conflictos sexuales inconscientes y los complejos mecanismos de defensa que la mente utiliza contra sus propios impulsos.
La perspectiva psicodinámica se convirtió en una herramienta fundamental para explorar las capas más profundas de la psique, buscando el origen de las conductas en el pasado.
Psicología Humanista: El Potencial Humano
En la década de 1960, un nuevo grupo de psicólogos humanistas, liderados por Carl Rogers y Abraham Maslow, encontraron que las visiones freudianas y conductistas eran demasiado limitadas.
En lugar de enfocarse en las respuestas condicionadas o en los recuerdos de la infancia, los psicólogos humanistas se centraron en el potencial de crecimiento de las personas.
Esta nueva perspectiva puso el énfasis en nuestras necesidades humanas fundamentales de amor y de aceptación, así como en los entornos que nutren nuestro desarrollo personal.
El humanismo ofreció una visión más optimista, viendo a los individuos no como seres controlados por su pasado o su entorno, sino como agentes activos en su propia realización.
La Revolución Cognitiva: El Retorno a la Mente
También en la década de 1960, la psicología experimentó una "revolución cognitiva", la cual llevó a la disciplina de vuelta a su interés original por la mente.
Esta nueva corriente se enfocó en la exploración científica de cómo nuestra mente procesa, retiene y recuerda la información que recibe del mundo que nos rodea.
La psicología cognitiva actual continúa estudiando cómo percibimos y procesamos la información, y cómo nuestro pensamiento y nuestras emociones interactúan entre sí.
Esta perspectiva es especialmente importante para comprender trastornos como la ansiedad y la depresión, donde la interacción entre pensamiento y emoción es un factor clave.
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