Rol de la red de apoyo: familia, escuela y comunidad
Requiere de una red de apoyo sólida en la que familia, escuela y comunidad trabajen articuladamente.
Esta red debe estar atenta a las señales de alarma, pero también ser un espacio de escucha activa y constante. Validar al niño, acompañarlo sin juzgarlo y brindarle seguridad emocional son funciones esenciales de esta red. La coordinación entre todos los actores permite detectar cambios a tiempo, evitar la cronificación del malestar y ofrecer respuestas integrales.
Es importante validar las emociones del niño, ayudarle a poner nombre a lo que siente y ofrecerle soluciones adaptadas a su edad
Muchos niños no saben expresar con palabras lo que sienten, o sienten vergüenza o culpa al hacerlo. Por eso, la validación emocional es una herramienta poderosa: consiste en aceptar lo que el niño siente sin minimizarlo ni ridiculizarlo.
Frases como «entiendo que te sientas así» o «estás triste y eso está bien, vamos a ver qué podemos hacer» tienen un impacto profundo. A partir de esta validación, es posible ayudarle a identificar lo que le pasa, acompañarlo emocionalmente y buscar juntos soluciones adecuadas para su nivel de desarrollo.
La familia tiene un rol central: su participación activa en el tratamiento acelera la recuperación
La familia es el pilar fundamental del proceso terapéutico. Cuando un niño recibe tratamiento psicológico, no basta con llevarlo a consulta. Es clave que los padres o cuidadores participen activamente, aprendan sobre la condición de su hijo, modifiquen patrones de comunicación y revisen sus propias actitudes. El trabajo con niños siempre debe incluir a los padres, porque si el entorno familiar no cambia, la recuperación se dificulta. La presencia emocional de los adultos, su tiempo y su afecto sincero, son parte del tratamiento.
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