Inicio del tratamiento: tiempo de acción, adherencia y respuesta clínica
El tratamiento de la depresión, en especial en sus formas moderadas y graves, implica comprender el curso clínico natural de la enfermedad y la respuesta esperada a las intervenciones terapéuticas.
El curso suele dividirse en fases: fase aguda, fase de remisión y fase de recuperación. La fase aguda corresponde al periodo de aparición de los síntomas y su duración puede ser variable. Se considera que una respuesta al tratamiento ocurre cuando se alcanza una mejoría del 50% en la sintomatología inicial.
La remisión implica la desaparición casi completa de los síntomas, y la recuperación se da cuando, además de estar asintomático, el paciente ha recuperado su funcionalidad previa.
Un punto clave es distinguir entre recaída y recurrencia: la recaída es la reaparición de síntomas antes de haber alcanzado la recuperación, mientras que la recurrencia ocurre tras un periodo prolongado sin síntomas. Esta distinción es crucial para ajustar el seguimiento clínico y las decisiones terapéuticas.
Tiempo de acción de los tratamientos y adherencia
Los antidepresivos, especialmente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), son comúnmente utilizados como primera línea farmacológica. Sin embargo, su efecto no es inmediato.
El inicio de acción se espera típicamente entre la segunda y la cuarta semana de tratamiento, aunque algunos síntomas, como las alteraciones del sueño o del apetito, pueden empezar a mejorar antes.
La adherencia al tratamiento es una dificultad frecuente. Muchos pacientes abandonan la medicación antes de completar el ciclo terapéutico necesario, bien sea por impaciencia ante la falta de efecto inmediato, efectos adversos, o por estigmas culturales asociados al uso de psicofármacos.
A esto se suma el uso frecuente de dosis subterapéuticas, lo cual impide valorar adecuadamente la efectividad del tratamiento y puede llevar a un diagnóstico erróneo de depresión refractaria.
Respuesta clínica, depresión resistente y estrategias de aumentación
Se estima que hasta un tercio de los pacientes con depresión no alcanzan una remisión completa tras dos tratamientos bien administrados. A esta condición se le denomina depresión resistente o refractaria. En estos casos, es fundamental confirmar que los tratamientos previos se hayan administrado en las dosis y tiempos adecuados antes de asumir refractariedad.
Ante la falta de respuesta clínica, se puede recurrir a estrategias de aumentación, que implican combinar el antidepresivo con otro medicamento para potenciar su efecto.
Entre las alternativas con mayor respaldo se encuentran ciertos antipsicóticos atípicos (como aripiprazol, quetiapina o olanzapina), el carbonato de litio, y en algunos casos la hormona tiroidea. Estas combinaciones deben evaluarse cuidadosamente por su perfil de eficacia y tolerabilidad.
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