Indicaciones clínicas para el uso de antidepresivos: criterios diagnósticos
El uso de antidepresivos debe estar cuidadosamente indicado a partir de una evaluación clínica exhaustiva basada en criterios diagnósticos establecidos.
Según la clasificación internacional vigente, el diagnóstico de un episodio depresivo requiere la presencia de ciertos síntomas afectivos, cognitivos y somáticos que alteran significativamente el funcionamiento del individuo. Los tres síntomas nucleares son: (1) el ánimo depresivo la mayor parte del día, (2) la anhedonia o pérdida de interés por actividades placenteras, y (3) la disminución de la energía o fatiga constante.
Estos síntomas deben mantenerse por al menos dos semanas y generar un deterioro funcional importante. Adicionalmente, se consideran síntomas accesorios como el enlentecimiento cognitivo, sentimientos de minusvalía o culpa excesiva, ideación suicida, alteraciones del sueño (insomnio o hipersomnia), cambios en el apetito, disminución de la libido y quejas somáticas como cefalea o molestias gastrointestinales.
La severidad del episodio se establece según el número de síntomas presentes: leve (4-5), moderado (6-7) o grave (más de 8), lo cual orienta el tipo de intervención terapéutica.
Depresión grave y criterios para el tratamiento farmacológico
En casos de depresión leve, la primera línea de intervención suele centrarse en estrategias psicoterapéuticas, psicoeducación, activación conductual, ejercicio físico y fortalecimiento del soporte social.
Sin embargo, cuando el cuadro clínico alcanza un nivel moderado o grave, se justifica el inicio de tratamiento farmacológico. Los antidepresivos de primera línea incluyen los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina, sertralina o escitalopram.
También pueden considerarse los inhibidores duales (como venlafaxina), antidepresivos tricíclicos (como la amitriptilina), o agentes noradrenérgicos específicos según la respuesta y tolerancia del paciente.
En los casos graves, especialmente cuando existen síntomas psicóticos, ideación suicida persistente o deterioro funcional severo, el tratamiento farmacológico debe iniciarse con rapidez, a menudo en combinación con otras estrategias como hospitalización, pon un titulo ha este contenido y dime de que trata (alucinaciones, ideas delirantes congruentes con el estado de ánimo) marca un punto de inflexión en la indicación de tratamientos más complejos.
Depresión resistente y estrategias de aumentación
Se considera que un paciente presenta depresión resistente (o refractaria) cuando no ha alcanzado la remisión tras al menos dos tratamientos farmacológicos distintos, en dosis adecuadas y durante un periodo suficiente. En estos casos, se recurre a estrategias de aumentación, que consisten en combinar el antidepresivo con otros medicamentos para potenciar su efecto.
Las opciones incluyen antipsicóticos atípicos (aripiprazol, quetiapina, olanzapina
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