Cuándo y cómo recomendar tratamiento farmacológico complementario
Las técnicas de solución de problemas son herramientas prácticas que ayudan a enfrentar situaciones difíciles de manera organizada y efectiva.
Son especialmente útiles en el tratamiento de la depresión, ya que muchas personas con este diagnóstico perciben su entorno como abrumador o sin salida. Esta percepción puede generar sentimientos de impotencia y desesperanza.
Estas técnicas no se aplican en fases muy agudas del trastorno. Primero es necesario que la persona tenga una mayor estabilidad emocional y haya desarrollado ciertas habilidades básicas, como la identificación de pensamientos negativos y el manejo de emociones.
Una vez alcanzado este nivel, se introduce la técnica de solución de problemas como parte del proceso terapéutico.
El proceso se compone de seis pasos sencillos:
- Definición del problema: Consiste en identificar claramente la situación que está causando malestar. El problema debe formularse de forma concreta, específica y en términos que puedan ser abordados.
- Generación de alternativas: Se propone una lluvia de ideas sin juzgar las opciones. La meta es pensar en todas las soluciones posibles, sin importar lo simples o extrañas que parezcan en un inicio.
- Evaluación de alternativas: Se analizan los pros y contras de cada opción generada. Esto permite valorar cuál es más viable o beneficiosa en ese momento.
- Elección de la mejor opción: Basado en el análisis anterior, se selecciona la alternativa más razonable, es decir, aquella que ofrece más ventajas y menos inconvenientes.
- Plan de acción: Se diseña un plan paso a paso para poner en práctica la solución elegida. Se definen acciones específicas, plazos y posibles recursos necesarios.
- Evaluación y gratificación: Luego de aplicar el plan, se evalúa qué tan efectiva fue la solución. Si funcionó, se reconoce el logro. Si no fue exitosa, se valora el esfuerzo y se considera aplicar otra de las alternativas inicialmente propuestas.
Esta técnica permite a la persona retomar el control sobre su vida cotidiana, recuperar su capacidad de agencia y enfrentar los retos de forma más estructurada.
Con el tiempo, mejora la autoestima y la percepción de eficacia personal. Además, ofrece un modelo que puede repetirse ante futuros problemas, ayudando a prevenir recaídas.
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