Ambivalencia afectiva y conflicto psíquico
El vínculo emocional que se establece con los objetos importantes de la vida —sean personas, ideales o situaciones— rara vez es unívoco. Aunque puedan parecer vínculos de afecto puro, en su núcleo suelen coexistir sentimientos contradictorios.
Esta dualidad afectiva se vuelve especialmente evidente cuando el objeto se pierde. Junto al dolor por la ausencia y el anhelo, emergen también emociones opuestas como el resentimiento, el reproche o incluso el alivio.
Esta coexistencia de amor y hostilidad no es un fallo del vínculo, sino una característica estructural de la vida afectiva humana, que se vuelve conflictiva durante el proceso de duelo.
Influencia del complejo de Edipo en la ambivalencia
El origen de esta ambivalencia afectiva se remonta a los primeros lazos emocionales que constituyen la base de nuestra subjetividad. Durante la infancia, las figuras de referencia que despiertan amor también son, al mismo tiempo, fuente de frustración o límite.
Este entramado inicial de deseo, rivalidad y prohibición se inscribe en lo que la teoría psicoanalítica ha conceptualizado como el complejo de Edipo. Desde entonces, las relaciones significativas que establecemos en la vida adulta llevan, en su trasfondo, una huella de esa compleja mezcla de afectos.
Por eso, la pérdida de un objeto importante puede reactivar conflictos inconscientes no resueltos, donde amar y odiar a la vez se convierte en un nudo difícil de elaborar.
Papel de la represión y la identificación en el desarrollo del duelo
El conflicto psíquico que se desata en el duelo no se resuelve de forma consciente. Las emociones ambivalentes y los recuerdos contradictorios muchas veces se mantienen fuera del alcance de la conciencia por medio de mecanismos como la represi�
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