Los alimentos complementarios en la dieta carnivora
En lecciones anteriores, hemos aprendido que la carne es el alimento principal de la dieta carnívora, y que lo menos recomendado son las plantas o sus derivados. En esta guía, exploraremos los alimentos que pueden acompañar o complementar los productos cárnicos, así como las propiedades que estos ofrecen.
El huevo
Los huevos de ave, especialmente los de gallina, son algunos de los alimentos más consumidos en el mundo, seguidos por los de ganso, pato y codorniz. Su versatilidad en la cocina y diversas formas de preparación los convierten en un alimento esencial. Los valores nutricionales del huevo lo hacen apto para una dieta carnívora. A continuación, repasaremos algunos de sus beneficios:
En general, el huevo es rico en vitaminas A, B6, B12, D y E, y se recomienda su ingesta durante el embarazo debido a su alto contenido de ácido fólico. No eleva los niveles de colesterol y es una fuente de antioxidantes.
La cáscara del huevo, que pesa menos de 10 g y constituye el 12% del alimento, varía en color debido a múltiples factores, aunque su contenido nutricional se mantiene constante. La cáscara es comestible si se somete a procesos que la hagan segura para el sistema digestivo, ya que consumirla sin tratar puede causar heridas gastrointestinales. Además, es una fuente importante de calcio, a menudo utilizada para tratar déficits de este mineral.
La yema del huevo aporta nutrientes clave como vitamina A, tiamina, calorías y hierro. Representa el 30% del huevo y pesa poco más de 15 g. Las claras se dividen en dos tipos: liviana y densa, siendo un líquido compuesto por agua (88%) y proteínas (11%).
Pescados y mariscos
Los pescados se refieren a los peces que consumimos. Existen numerosas variedades que son altamente nutritivas, aportando aminoácidos esenciales, vitaminas A y D, y minerales como yodo, zinc, fósforo y selenio. Pescados como el salmón, atún, caballa y sardinas son ricos en ácidos grasos omega 3, los cuales son fundamentales para una dieta equilibrada, ya que ayudan a aliviar la artritis, protegen el corazón, y reducen el riesgo de demencia. Además, los pescados que se consumen con el esqueleto, como sardinas y caballa, son fuentes significativas de calcio.
Los mariscos, que incluyen crustáceos, moluscos y algunos equinodermos, también son ricos en aminoácidos esenciales, bajos en grasas y calorías, lo que los convierte en una opción ideal para quienes desean perder peso. Proporcionan minerales como yodo, hierro, potasio, sodio, magnesio y calcio, así como vitaminas A, B y E, contribuyendo a prevenir la anemia y a mantener la función cerebral.
La mantequilla
Este producto lácteo debe ser consumido con moderación, aunque tiene beneficios nutricionales, su ingesta excesiva puede ser perjudicial.
La mantequilla beneficia el sistema endocrino y la visión, ya que es rica en vitamina A. También contiene diversas vitaminas solubles y aporta minerales como manganeso, zinc, cobre y selenio, este último siendo un gran antioxidante.
Sin embargo, el consumo excesivo de mantequilla, debido a su alto contenido en grasas saturadas, puede contribuir al aumento de peso, la celulitis, el acné y a la
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