El Peligro de las Conclusiones Precipitadas
Sacar conclusiones precipitadas es un error de comunicación fundamental, impulsado por una simple asimetría: nuestro cerebro piensa mucho más rápido de lo que la gente habla.
Esta brecha de velocidad es un terreno fértil para las suposiciones que pueden tener consecuencias desastrosas.
Nuestro cerebro procesa la información más rápido de lo que la gente habla
La raíz del problema es una diferencia de velocidad. Un orador promedio habla a un ritmo de unas 160 palabras por minuto.
Sin embargo, nuestro cerebro tiene la asombrosa capacidad de procesar información a una velocidad tres veces superior, alrededor de 500 palabras por minuto.
Este desajuste significa que, mientras escuchamos a alguien, nuestra mente tiene una enorme cantidad de "tiempo libre" o capacidad de procesamiento no utilizada.
Esta brecha entre la velocidad del habla y la velocidad del pensamiento es la que nos pone en riesgo de desconectar.
Cómo esta velocidad nos lleva a asumir, anticipar y sacar conclusiones erróneas
Con toda esa capacidad mental extra, es increíblemente fácil dejar de prestar atención al orador y empezar a pensar en otra cosa.
Nuestra mente, en su afán por ser eficiente, utiliza este tiempo para asumir lo que el orador va a decir, anticipar su conclusión y formular una respuesta antes de que el mensaje se haya completado.
El resultado es un peligroso desacoplamiento: el oyente se adelanta y se desvía por su propio tren de pensamiento, terminando en un lugar completamente diferente al del orador. En ese momento, la comunicación se ha roto.
El caso de "Gracie"
Un caso ilustra perfectamente este peligro. Una empleada llamada Gracie estaba en su reunión semanal habitual con un colega para discutir una presentación.
Durante la conversación, su colega mencionó un "papeleo urgente".
Como el contexto de la reunión era la presentación, Gracie asumió automáticamente que el papeleo estaba relacionado con ese tema y no le prestó la debida importancia.
La realidad era que el papeleo urgente era para cerrar un acuerdo millonario con otra empresa.
Debido a su suposición, el plazo se pasó, el acuerdo se perdió y la empresa sufrió una pérdida económica significativa, todo por una conclusión precipitada nacida de una escucha desatenta.
La importancia de escuchar hasta el final antes de formular un juicio
La lección de este tipo de errores es clara y fundamental para una comunicación efectiva.
Es de suma importancia disciplinarse para escuchar todo lo que el orador tiene que decir antes de sacar una conclusión o formular un juicio.
Esto requiere un esfuerzo consciente para resistir la tentación de asumir que ya sabes lo que la otra persona va a decir.
Al forzarnos a permanecer p
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