La Posición de Perseguidor y Víctima
Dentro de las dinámicas relacionales tóxicas, las posiciones de "perseguidor" y "víctima" son dos de los arquetipos más comunes y destructivos.
Estos roles, identificados por el psicólogo Stephen Karpman, no solo definen el comportamiento de una persona, sino que también se nutren de las inseguridades subyacentes de ambos.
Comprender estas posiciones es crucial para romper el ciclo de abuso y manipulación que a menudo perpetúan.
El Perseguidor: Culpa, Crítica y Control
El perseguidor opera desde la posición de "Yo gano, tú pierdes".
Es una persona que culpa, critica y controla a los demás, con el objetivo de que se adapten a sus propias expectativas.
El perseguidor se siente superior a los demás y, a menudo de forma inconsciente, usa la agresión verbal para mantener el control.
Frases como "es tu culpa que yo me haya enfadado" son comunes, ya que el perseguidor transfiere la responsabilidad de sus propias emociones a los demás.
Para estas personas, el control es la única forma de sentirse seguros, y cualquier desafío a su autoridad es visto como una amenaza.
En un conflicto, el perseguidor se centrará en el defecto del otro, usando la crítica y la culpa como armas para desviar la atención de sus propias inseguridades.
La Víctima: Impotencia y Búsqueda de Simpatía
La víctima opera desde la posición de "Yo pierdo, tú ganas" o "No estoy bien".
Se siente impotente, cree que la vida le está "pasando" y se niega a asumir la responsabilidad de sus problemas.
En un conflicto, su objetivo no es encontrar una solución, sino conseguir la simpatía de los demás y que alguien la "salve" de su situación.
La víctima se niega a reconocer su propio poder y su capacidad para cambiar las cosas, y a menudo culpa a los demás por sus problemas.
Este rol puede parecer inofensivo, pero es una forma de manipulación pasiva, ya que la víctima utiliza su impotencia para conseguir lo que quiere de los demás.
La Dinámica Destructiva
La dinámica entre el perseguidor y la víctima es un ciclo destructivo e interdependiente.
El perseguidor necesita a la víctima para sentirse superior y en control, y la víctima necesita al perseguidor para sentirse impotente y obtener la simpatía de los demás.
Este ciclo se retroalimenta a través de la culpa y la manipulación, y es muy difícil
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