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El Papel del Ordenador y los Impulsos

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El Papel del Ordenador y los Impulsos


El modelo de la Paradoja del Chimpancé se completa con un tercer componente crucial: el "ordenador".

Esta parte del cerebro actúa como una memoria y una máquina de programas automáticos.

Su función es almacenar toda la información, creencias y valores que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida, y tiene la capacidad de tomar el control y actuar de forma automática, sin que el chimpancé o el humano sean conscientes de ello.

El ordenador funciona a una velocidad asombrosa, hasta 20 veces más rápido que el humano, lo que le permite ejecutar órdenes con total precisión antes de que la mente racional haya tenido la oportunidad de pensar.

El Ordenador como Máquina Automática

El ordenador no tiene pensamiento original ni poder de interpretación, pero actúa a partir de la información que se ha programado en él.

Su funcionamiento automático se basa en comportamientos y creencias que hemos aprendido y que se han convertido en programas automáticos.

El chimpancé y el humano son los responsables de programar el ordenador, y lo bien que este funcione dependerá de la utilidad y la veracidad de estas entradas.

Un ordenador bien programado puede ejecutar órdenes con una velocidad y precisión asombrosas, mientras que uno mal programado puede conducir a comportamientos disfuncionales y a respuestas que no son las más adecuadas en una situación de conflicto.

La Gestión de los Impulsos del Chimpancé

El chimpancé, impulsado por instintos fuertes como la comida, la dominación, el sexo y la seguridad, puede sabotear nuestra felicidad si estos impulsos entran en conflicto con nuestro yo más racional.

La clave para gestionar estos impulsos no es intentar controlarlos a través de la fuerza de voluntad, sino comprenderlos y gestionarlos.

Esto se logra nutriendo y recompensando al chimpancé de forma adecuada.

Por ejemplo, en lugar de reprimir el impulso de buscar aprobación, se le puede dar el reconocimiento que necesita pidiéndolo a alguien cuya opinión se valora o celebrando los logros personales.

El Chimpancé, el Humano y el Ordenador

La gestión del chimpancé implica escuchar sus emociones, reconocer que son pasajeras y luego dejar que el humano elija las acciones sensatas a seguir.

El ordenador es una pieza clave para este proceso, ya que, al estar bien programado, puede ejecutar órdenes de forma automática que ayudan a mantener el control.

Por ejemplo, si se ha programado en el ordenador la creencia de que la empatía es una herramienta poderosa en los conflictos, esta respuesta puede activarse de forma automática, sin que el humano tenga que pensar conscientemente en ello.

La calidad de las respuestas automáticas del ordenador depende de lo que se haya programado en él a lo largo de la vida.

Por lo tanto, el mantenimiento del ordenador es un proceso continuo que nos permite desaprender comportamientos disfuncionales y programar nuevas respuestas que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos de forma más efectiva.

Resumen

El modelo del Chimpancé se completa con un tercer componente: el "ordenador". Esta parte del cerebro actúa como una memoria y almacena programas automáticos.

Su funcionamiento se basa en creencias y comportamientos que hemos aprendido y que ejecutan órdenes de forma automática. El chimpancé y el humano son los responsables de programar el ordenador.

La clave para gestionar los impulsos del chimpancé es nutrirlos y recompensarlos. Un ordenador bien programado puede ejecutar órdenes que ayudan a mantener el control, mientras que uno mal programado conduce a comportamientos disfuncionales.


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