Preparación para un Diálogo Exitoso
Pasos clave para la preparación: definir objetivos, preparar argumentos, elegir lugar y tiempo
A diferencia de una conversación espontánea, un diálogo exitoso requiere una preparación meticulosa y consciente.
Este proceso previo es lo que maximiza las probabilidades de alcanzar un resultado satisfactorio para ambas partes y se puede desglosar en cuatro pasos clave.
Definir el Objetivo: Antes de cualquier otra cosa, debes tener una claridad absoluta sobre qué es lo que esperas conseguir con el diálogo.
No se trata solo del resultado ideal (por ejemplo, "conseguir un aumento del 10%"), sino de comprender el propósito general ("negociar una compensación justa que refleje mi valor para la empresa").
Este objetivo claro te servirá como una brújula durante toda la conversación, ayudándote a mantener el enfoque y a evaluar el éxito del diálogo al final.
Preparar los Argumentos: Un diálogo no se gana con improvisación, sino con datos y evidencias sólidas.
Debes preparar de antemano todos los argumentos que sustentan tu posición.
Si buscas un aumento, por ejemplo, debes recopilar datos sobre tus logros, el valor que has aportado a la empresa y, si es posible, información sobre los salarios del mercado.
Presentar argumentos bien fundamentados y respaldados por hechos concretos te dará una posición mucho más fuerte y creíble, dificultando que tu contraparte pueda refutarlos fácilmente.
Elegir el Lugar Idóneo: El entorno físico tiene un impacto significativo en la calidad del diálogo.
Es fundamental escoger un lugar que sea neutral, privado y libre de distracciones.
Intentar tener un diálogo importante en un restaurante ruidoso, una cafetería concurrida o un espacio de trabajo abierto es una receta para el fracaso, ya que las interrupciones constantes impiden la concentración y la conexión necesarias.
Un espacio tranquilo y reservado, donde se puedan apagar los teléfonos, es esencial para una comunicación profunda y sin interrupciones.
Definir el Tiempo: Por último, es crucial acordar de antemano tanto el cuándo como el cuánto tiempo durará el diálogo.
Establecer una hora de inicio y, lo que es igual de importante, una hora de finalización, crea un marco claro y respetuoso para la conversación.
Asignar un bloque de tiempo definido (por ejemplo, una hora) obliga a las partes a ser más eficientes y enfocadas.
Si el tiempo no es suficiente para llegar a un acuerdo, siempre se puede planificar una segu
preparacion para un dialogo exitoso