La Mentalidad del Reino. El Poder de Dar

Una Tercera Vía: De Recibir a Entregar

Existe una manera de vivir completamente distinta y contraria a las mentalidades de escasez, y esta es la que se conoce como la mentalidad del reino.

Esta mentalidad no se enfoca en lo que puedes recibir u obtener del mundo, sino que, por el contrario, se centra en lo que tú puedes dar.

Implica darle la vuelta por completo a nuestra perspectiva, entregándonos totalmente a nuestras pasiones y dando lo mejor de nosotros mismos en todo lo que hacemos.

Es un cambio de paradigma que nos libera de la presión de la supervivencia y de la ansiedad de la acumulación, ofreciendo un camino hacia una paz duradera.

Al adoptar esta forma de pensar, dejamos de ser esclavos de nuestras carencias o de nuestros miedos, y nos convertimos en agentes activos de generosidad y contribución.

El Poder de un Recurso Inagotable

En lugar de preocuparnos por si tenemos mucho o poco, nos enfocamos en dar todo de nosotros, un recurso que nadie nos puede quitar jamás.

Lo que tenemos para dar y para ofrecer al resto de las personas es un tesoro interno que no depende de las circunstancias externas ni de la validación ajena.

Nuestro bien más importante es nuestro tiempo, y podemos invertirlo en otras personas, entregándoselo completamente y mostrándonos de una forma totalmente honesta con los demás.

Esta capacidad de dar, que nace de nuestra dedicación y nuestras pasiones, es una fuente de poder personal que no se agota y que nos pertenece por completo.

El Cambio de Enfoque y la Disipación del Estrés

Debemos tener muy claro que a donde va nuestro enfoque, va nuestra energía, y esta mentalidad transforma por completo la dirección de nuestros pensamientos y emociones.

Si estamos enfocados en "yo quiero" o "yo necesito", viviremos estresados, pero si nos preguntamos "¿qué puedo dar yo?", activamos nuestra creatividad e imaginación.

Cuando nos concentramos en dar, comenzamos a visualizar cómo podemos entregar lo mejor de nosotros mismos en cada situación, cambiando la dinámica de nuestra mente de forma radical.

El estrés desaparece de una forma casi instantánea, porque nuestro enfoque y nuestros pensamientos se han movido a una dirección completamente diferente y mucho más empoderadora.

Ya no estás pensando en las cosas que te estresan, sino en cómo puedes dar lo mejor de ti en lo que estás haciendo en este preciso momento.

La Consecuencia Final: Paz y Tranquilidad

En el momento en que adoptamos esta mentalidad de dar, empezamos a vivir en un estado de paz y de profunda tranquilidad que antes nos parecía inalcanzable.

Ya no estamos corriendo desesperadamente para obtener más cosas, ni vivimos angustiados porque sentimos que no tenemos lo suficiente para poder estar seguros en la vida.

Hemos eliminado de raíz las dos principales causas de la ansiedad que definen a las otras mentalidades, encontrando así un camino mucho más sereno y equilibrado.

La entrega completa a nuestras pasiones y la dedicación a los demás se convierten en la fuente de una satisfacción que no depende de lo que el mundo nos da.