Experiencia Profesional
Orden cronológico inverso
La estructura de la sección de experiencia debe seguir una lógica de relevancia temporal.
El formato más aceptado y eficaz es el cronológico inverso, donde se cita primero el puesto actual o el más reciente y se desciende hacia el pasado.
La razón es pragmática: a los reclutadores les interesa conocer la versión más actualizada y capaz del candidato, no sus inicios como becario hace una década.
Este formato permite que la atención del lector se centre inmediatamente en las responsabilidades de mayor nivel y complejidad que se han gestionado recientemente.
Si un Director Comercial comienza su currículum detallando sus prácticas de verano de hace 15 años, corre el riesgo de perder el interés del seleccionador antes de que este llegue a sus logros directivos actuales.
Además, este orden facilita la detección de la progresión de carrera y la continuidad laboral, elementos clave en la evaluación rápida que realizan los filtros humanos y automáticos.
Descripción de funciones
Al detallar la experiencia, es vital trascender la simple enumeración de tareas obvias.
En lugar de decir "Encargado de ventas", se debe utilizar un lenguaje activo que describa la acción y la responsabilidad.
El uso de verbos de acción al inicio de cada punto (como "Coordiné", "Desarrollé", "Supervisé") dota al texto de dinamismo y fuerza.
Imaginemos a una enfermera describiendo su trabajo; en lugar de poner "Cuidado de pacientes", podría redactar: "Gestión integral de la atención al paciente en unidad de cuidados intensivos, administrando medicación crítica y coordinando con el equipo médico multidisciplinar".
Esta descripción aporta matices sobre la complejidad y el entorno de trabajo.
Es importante evitar la repetición monótona de las mismas funciones en diferentes puestos; si se ha ocupado roles similares, se deben destacar aspectos diferentes o evolutivos en cada uno para no aburrir al lector y mostrar un crecimiento competencial.
Enfoque en resultados
La diferencia entre un currículum promedio y uno excelente radica en el enfoque hacia los resultados. No basta con decir qué se hizo (la tarea), sino qué se consiguió con ello (el logro).
Siempre que sea posible, se deben incorporar datos cuantitativos, cifras o porcentajes que validen la eficacia del desempeño. Por ejemplo, un gestor de almacén podría escribir "Responsable de inventario".
Sin embargo, una redacción orientada a resultados sería: "Reestructuré el sistema de inventario logrando una reducción del 20% en tiempos de carga y una disminución del 15% en pérdidas de stock anuales".
Este enfoque transforma una función administrativa en un logro tangible de negocio.
Al cuantificar el impacto, el candidato deja de ser un ejecutor de órdenes para convertirse en un generador de valor, algo que resulta extremadamente persuasivo tanto para los algoritmos de búsqueda como para los directivos que toman la decisión final de contratación.
Resumen
La organización de la experiencia debe seguir un orden cronológico inverso, destacando primero el rol actual. Esto permite que el reclutador se centre en la versión más capaz y reciente del profesional.
Al describir las funciones, se debe trascender la simple lista de tareas utilizando verbos de acción. Esta técnica aporta dinamismo y evita la repetición monótona, mostrando la complejidad real del trabajo.
Lo más importante es orientar la descripción hacia los resultados obtenidos, cuantificando los logros siempre que sea posible. Los datos tangibles transforman al candidato de un mero ejecutor a un generador de valor.
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