La Batalla por la Honestidad

Por qué el cuerpo reacciona primero (Límbico vs. Neocórtex)

El conflicto central en la comunicación no verbal, y la razón por la que es tan difícil fingir, ocurre por la diferencia de velocidad entre el cerebro límbico (emocional) y el neocórtex (racional).

El sistema límbico, y en particular la amígdala, es la primera parte del cerebro en recibir y reaccionar a la información emocional. Es mucho más rápido que la parte responsable de la lógica.

Esto significa que reaccionamos emocionalmente a una situación (un comentario, una amenaza, una sorpresa) de forma casi instantánea, mucho antes de que nuestro neocórtex tenga tiempo de analizar lo que está sucediendo o de decidir qué queremos decir o hacer.

Nuestro cuerpo reacciona y emite una señal no verbal (una microexpresión facial, un encogimiento, un gesto de la mano) que delata nuestra emoción verdadera.

Solo después de esta reacción límbica, nuestro cerebro racional (neocórtex) interviene para intentar ajustar el mensaje, construir frases o controlar nuestros movimientos.

Sin embargo, este deseo de ajustar nuestras acciones a menudo llega tarde y simplemente contradice el mensaje que nuestro cuerpo ya ha enviado. Por eso el cuerpo es más sincero que las palabras.

La Fisiología del Miedo (Lucha, Huida y Parálisis)

Esta reacción límbica/reptiliana es más evidente en la respuesta a la amenaza, que comúnmente llamamos miedo.

Esta emoción es fundamental, ya que nos ha ayudado a sobrevivir durante milenios.

Cuando el cerebro detecta una amenaza, desencadena tres posibles reacciones instintivas: luchar, huir o paralizarse.

Luchar y huir son respuestas obvias para la supervivencia. La parálisis también era una táctica útil, ya que muchos depredadores detectan el movimiento, y quedarse inmóvil podía permitir pasar desapercibido.

Hoy en día, rara vez nos enfrentamos a amenazas físicas mortales, pero nuestro cerebro reacciona de la misma manera ante las amenazas sociales o psicológicas (como hablar en público, una confrontación con un jefe, o el miedo a una entrevista).

Estas tres respuestas se manifiestan en nuestro lenguaje no verbal moderno: la "lucha" se ve cuando alguien aprieta los puños o adopta una postura tensa; la "huida" se manifiesta cuando los pies de una persona apuntan hacia la puerta; y la "parálisis" se observa cuando una persona se queda completamente rígida, congela sus gestos o esconde las manos.

Las neuronas espejo y la empatía

Nuestro cerebro no solo está equipado para reaccionar, sino también para conectar.

Biológicamente, estamos equipados para reconocer y sentir las emociones de los demás. Esto se debe a las neuronas espejo.

Cuando observamos a alguien realizar una acción o expresar una emoción (como sonreír o mostrar miedo), estas neuronas en nuestro propio cerebro se activan como si nosotros mismos estuviéramos realizando esa acción o sintiendo esa emoción.

Por eso, cuando vemos una película de terror y el protagonista muestra miedo, nosotros también empezamos a sentir miedo.

Este mecanismo es vital para la empatía y la supervivencia social.

Si un miembro de nuestra tribu venía corriendo con una expresión de pánico, nuestras neuronas espejo nos hacían sentir miedo y huir también, incluso antes de saber cuál era el peligro.

Es la razón por la que ver vídeos de personas riendo nos provoca una sonrisa.

Resumen

El conflicto en la comunicación no verbal ocurre por la diferencia de velocidad entre el cerebro límbico (emocional) y el neocórtex (racional). El sistema límbico reacciona primero.

El cuerpo reacciona y emite la emoción verdadera antes que el neocórtex pueda analizar o ajustar el mensaje. Por eso el cuerpo es más sincero que las palabras.

El cerebro también está equipado para conectar mediante las neuronas espejo. Estas se activan al observar a otros, permitiéndonos sentir sus emociones. Son vitales para la empatía.