Gestos Arcaicos de Inseguridad (Reflejo de Succión)
El origen del gesto (Consuelo infantil)
Es fundamental ser conscientes de las posturas que debemos evitar, ya que envían una señal clara de inseguridad y falta de confianza.
Muchos de estos gestos son innatos, casi heredados genéticamente, lo que los hace muy difíciles de ocultar o disimular. Un ejemplo claro es el reflejo de succión.
Los bebés tienen el reflejo instintivo de succionar el pecho de la madre o su propio dedo.
Esta acción tiene un doble propósito: la alimentación y, de forma crucial, el consuelo.
Es un gesto arcaico que les ayuda a reconfortarse y recuperar la sensación de seguridad.
El gesto refinado en adultos (Bolígrafo, gafas, cigarrillo)
Este reflejo innato de autoconfort no desaparece en la edad adulta, sino que se transforma y se vuelve más sofisticado y menos obvio.
En lugar de chuparse el dedo, un adulto que se siente incómodo, estresado o inseguro, buscará replicar esa sensación de consuelo llevando un objeto sustituto a su boca.
Los ejemplos más comunes son morder un bolígrafo, encender un cigarrillo, morder las patillas de las gafas o llevarse cualquier otro objeto a los labios.
Cuando observa que su interlocutor realiza este gesto, especialmente en un momento de tensión, es una señal clara de que está experimentando estrés.
La necesidad de autoconciencia
Desde la perspectiva de la propia imagen, este tipo de gestos deben evitarse en un contexto profesional, ya que envían una señal inconsciente de que no se siente cómodo o que busca consuelo.
El principal problema es que la mayoría de estos gestos son completamente inconscientes y automáticos.
Muchas personas niegan tener estos hábitos hasta que alguien se lo señala o se ven en una grabación.
Por lo tanto, el primer paso para controlar estos gestos de inseguridad es volverse consciente de ellos.
Si sabe que tiende a morder un bolígrafo bajo presión, puede tomar la decisión activa de dejarlo sobre la mesa durante una negociación importante.
Resumen
Debemos ser conscientes de las posturas que envían señales claras de inseguridad. Muchos de estos gestos son innatos y difíciles de ocultar o disimular.
Un ejemplo claro es el reflejo de succión. Los bebés lo usan instintivamente no solo para alimentarse, sino como un gesto arcaico de consuelo.
Este reflejo no desaparece en adultos, sino que se transforma. Un adulto estresado morderá un bolígrafo, gafas o fumará para replicar esa sensación de consuelo.
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