El uso del Nombre para Afirmar Autoridad
Dirigirse a las personas por su nombre de forma moderada y educada es una forma muy efectiva de proyectar asertividad y asegurar la atención del interlocutor.
Cuando alguien escucha su nombre en una conversación, está condicionado a escuchar con atención, ya que se asocia con un mensaje importante o con una figura de autoridad.
Condicionamiento de la atención
El uso del nombre nos eleva a una posición de poder y autoridad.
En nuestra infancia, nuestros padres y maestros utilizaban nuestro nombre para llamar nuestra atención o para corregirnos, lo que nos condicionó a prestar atención inmediata.
Al utilizar esta técnica de forma asertiva, conseguimos que la otra persona nos escuche y preste atención a lo que tenemos que decir.
Sin embargo, su uso debe ser moderado, ya que abusar de él puede hacernos parecer agresivos.
El uso estratégico del nombre
El uso del nombre es especialmente útil en situaciones donde necesitas que la otra persona entienda la gravedad de la situación.
Por ejemplo, en una conversación con un colega que no ha entregado una propuesta a tiempo, el uso de su nombre al inicio o al final de la oración, como en "Felicity, noté que llegaste un día tarde...", hace que el mensaje sea más impactante y personal.
El uso del nombre, cuando se combina con una justificación clara, hace que la otra persona sea más propensa a tomar la situación con seriedad.
Esta técnica es una herramienta poderosa para proyectar asertividad y conseguir el respeto de los demás.
Resumen
Dirigirse a las personas por su nombre es una forma efectiva de proyectar asertividad y asegurar s
el uso del nombre para afirmar autoridad