La presión y las expectativas ajenas
Aquellos que se involucran en un acelerado ritmo de vida sin cuidar el equilibrio necesario entre todos los aspectos que componen el bienestar de un ser humano, al paso del tiempo sufren los efectos nocivos que la presión social y el desafío de retos nuevos les provoca, requiriendo la atención especializada de un coach para retomar sus tareas con la eficiencia y la energía que demanden. La presencia de un profesional del coaching garantiza la guía necesaria para reorganizar su estructura de vida y conquistar etapas superiores en su crecimiento personal. Durante las sesiones de trabajo con el coach el cliente aprenderá a observar la realidad desde un punto de vista saludable.
La orientación oportuna del coach
En las sesiones personales de trabajo el coach y su cliente intercambian ideas y opiniones desde un ambiente que propicia la relajación y coloca al cliente en modo receptivo para que se apropie de los recursos que lo liberarán del estado dañino que genera la presión que está controlando su realidad actual. Un coach trabaja con la información que el cliente le comparte y ocurre que muchas personas afectadas por las presiones externas tienen creados fuertes vínculos con el pasado y traen a las vivencias del presente los malos resultados de acciones anteriores.
Utilizando estrategias adecuadas el coach demuestra que el pasado solo aporta el aprendizaje de lo que resultó negativo y va animando al cliente a verlo con una mirada objetiva y práctica que los motive a hacer las cosas diferente.
El coaching profesional reconoce que en una proporción saludable y desde las prioridades del cliente, la presión bien manejada aporta un impulso positivo que ayuda a la persona a avanzar. Se refiere al tipo de presión que nos hace reconocer nuestros errores y, desde un proceso interno, encontrar la forma de superarlos.
El trabajo con las emociones
En la búsqueda de soluciones para enfrentar la presión, el cliente debe aprender a trabajar con sus emociones, saber identificarlas y ver cómo influyen en la respuesta que da a los estímulos externos. Este aprendizaje le permite reorientar sus puntos de vista y ver que lo que considera agresiones solo son suposiciones de su mente.
Nuestras emociones determinan nuestros hábitos y comportamientos y es en este punto donde también la responsabilidad del cliente juega un papel decisivo al entrenarlo en el manejo de sus emociones en el día a día.
Entender el manejo de las emociones no es sencillo ya que son mecanismos que nuestra mente utiliza para mantenernos seguros en la zona de confort. Las emociones nos hacen responder a los estímulos externos elaborando suposiciones que anulan el riesgo de asumir nuevos desafíos, apareciendo entonces las excusas, la sensación de estar lastimados, de no ser suficientemente buenos o merecedores de algo, el agotamiento, el estrés, el deseo de aislarse, y muchas otras manifestaciones que nos impiden avanzar hacia nuestras metas.
Creando un estado de bienestar
Una de las mejores cosas que puede hacer un coach por su cliente es alentarlo para que asuma la responsabilidad de su propia vida
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