¿Eres fiel a ti mismo? ¿A tus creencias y valores? ¿A tus afectos e ideas? ¿A tus obligaciones y compromisos? ¿En qué medida la opinión que tienes de ti mismo se corresponde con lo que haces? Si la respuesta es positiva esto quiere decir que tu sistema de valores, creencias y emociones están en armonia con tu conducta y forma de pensar.
Aunque también puedes ser victima de los efectos de la disonancia cognitiva y no darte cuenta. De hecho es muy común que por un motivo u otro no hagas lo que consideras correcto o ético. Puedes verte involucrado en acciones que tu conciencia rechazaria o ir en contra de la visión que tienes de ti mismo.
Ese sentimiento que surge de profundo malestar emocional y tensión psicológica se denomina disonancia cognitiva; y no es más que la manifestación de ese conflicto entre lo que piensas de ti mismo y tu conducta, o entre dos pensamientos contrarios.
Cada vez que queremos realizar un cambio en nuestra vida, o que no decimos lo que pensamos, o sufrimos alguna decepción, o nos encontramos es una disyuntiva, o nos vemos en la obligación de hacer algo que no queremos, podemos sentir disonancia cognitiva. O sea que es algo que experimentamos frecuentemente.
Dependiendo de la intensidad de este salto, esta incongruencia interna puede provocar tristeza, culpa, desprecio, inseguridad, orgullo herido, enfado, o vergüenza, etc. Para no sentir esta tensión nuestro cerebro es capaz de llegar a engañarse a si mismo o sabotearse. Comienza a generar ideas y nuevas creencias para poder reducir la disonancia. De esta forma consigue suavizar la situación, conseguir un alivio o retomar el control, aunque solo sea temporalmente.
¿Cómo? Evitando pronunciarse sobre la situación que crea la disonancia y defendiéndose mediante todo tipo de justificaciones, distorsiones o datos sesgados que le devuelvan una imagen de si mismo más satisfactoria. Ya sea con un cambio de pensamiento o de actitud. No importa que raye en la negación.
La mayoria de las respuestas a la disonancia son inconscientes. Pero si los detonantes son continuos o la causa se prolonga en el tiempo, nos hace muy vulnerables ya que esto no resuelve realmente la contradicción.
Esta teoria (A theory of cognitive dissonance) fue creada por el psicólogo Leon Festinger y sus resultados son utilizados en diferentes ámbitos relacionados con la motivación, el cambio de actitudes, la naturaleza y comportamiento tanto del individuo como los grupos.
A pesar de las apariencias la disonancia cognitiva tiene su lado positivo. La persona también puede optar por hacer un cambio positivo de su conducta. Puede también ayudar a identificar donde están los posibles problemas y allanar el camino hacia un crecimiento personal.
Cuando intentas modificar tus pensamientos para cambiar comportamientos, por ejemplo con un objetivo de crecimiento personal como puede ser dejar un vicio, bajar de peso, ser más pacientes, etcétera:
Para conseguir un objetivo muchas veces es necesario modificar nuestros pensamientos. Al cambiar por ejemplo creencias, ideas y/o conductas para que sean coherentes con nuestros valores, estaremos introduciendo voluntariamente disonancia cognitiva.
El proceso de coaching implica que la persona esté dispuesta a hacer los cambios necesarios y eso significa convivir con pensamientos en conflicto y su consecuente malestar. Al menos por un tiempo hasta que logre interiorizar el cambio al crear nuevos hábitos y formas de pensar.
En el coaching generamos y aprovechamos la disonancia para que el cliente se proponga el cambio y actúe para conseguirlo. Algo que no es fácil de asimilar pues estamos acostumbrados a asumir y excusar determinadas conductas. El cliente debe enfrentarse con esos pensamientos iniciales y ser capaz de ver posibilidades y alternativas que no habia considerado antes.
El coach debe facilitar este viaje, haciendo las preguntas oportunas, ayudando a reflexionar, creando las condiciones y la dinámica para poner a prueba sus patrones de pensamiento.
En el proceso de indagación se tienen en cuenta aspectos como: