Tomar una Decisión es Liberador
La Carga de la Indecisión
El proceso de llegar a tomar una decisión puede ser tan largo y lento como tú desees que sea.
Esta lentitud se debe a tus miedos, a tus inseguridades y a tus creencias sobre lo que podría salir mal.
Nos quedamos atrapados en la parálisis por el análisis, generando una enorme ansiedad mientras sopesamos todas las opciones posibles.
El Acto Instantáneo de Decidir
Sin embargo, es fundamental que entiendas que el acto de decidir en sí mismo es algo que ocurre instantáneamente.
A diferencia del largo y angustioso proceso previo, la decisión real se toma en una fracción de segundo, como un chasquido.
La lucha no está en la decisión, sino en todo el camino que recorremos hasta llegar al punto de tomarla.
La Sensación Liberadora. Quitarse un Piano de Encima
En el momento en que finalmente tomas una decisión firme y de corazón, sientes una increíble sensación de alivio y tranquilidad.
Es como si te quitaras un piano de encima de la espalda, liberándote de una carga muy pesada.
Incluso puedes llegar a sentir una oleada de adrenalina y de emoción, una alegría por haberte atrevido a elegir un camino.
Cada vez que tomas una decisión de este tipo, mejoras la calidad de tu vida y te conviertes en una persona más madura.
Tomar el Control de tu Propia Vida
El acto de decidir es una de las herramientas más poderosas para poder tomar el control de tu propia vida.
Al tomar una decisión, dejas de ser una víctima de las circunstancias y te apoderas del proceso de tu existencia.
Declaras con firmeza: "He decidido ir en esta dirección porque es lo que yo quiero y es mi meta".
Dejas de permitir que el miedo decida por ti y te mueves con la fe de que estás construyendo tu propio camino.
La Decisión de no Decidir. Ceder tu Poder
Es crucial que recuerdes que no tomar una decisión también es, en sí misma, una decisión muy importante.
Es la decisión de ceder tu poder y permitir que el mundo o que otras personas decidan por ti.
Si tú no tomas las riendas
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