El Modelo Mental

El Ciclo de la Realidad Interna

Nuestra mente procesa la información del mundo a través de una secuencia constante que da forma a toda nuestra realidad.

Este proceso fundamental sigue un ciclo de cuatro pasos: pensamientos, sentimientos, acciones y finalmente, los resultados que obtenemos.

Comprender este modelo te da el poder necesario para poder intervenir en el ciclo y cambiar los resultados que no te gustan.

Es un mapa que te muestra cómo funciona tu mundo interior y cómo este crea tu experiencia exterior.

El Origen. Los Pensamientos Involuntarios

Todo el proceso comienza siempre con los pensamientos que aparecen en nuestra mente a lo largo de todo el día.

Es crucial entender que nosotros no controlamos qué pensamientos específicos entran en nuestra mente en un momento dado.

Puedes ir caminando por la calle y de repente un pensamiento aparece, sin que lo hayas decidido o anticipado.

A menudo es como tener un angelito y un diablito en tu mente, cada uno susurrando ideas opuestas.

Ambos, el pensamiento positivo y el negativo, compiten constantemente por captar tu atención y tu energía mental.

Sin embargo, sí tenemos el control absoluto sobre aquellos pensamientos en los cuales decidimos enfocarnos conscientemente.

El Filtro. Creencias que Generan Sentimientos

Una vez nos enfocamos en un pensamiento, este pasa a través de nuestros filtros mentales, como las creencias y la educación.

El significado que le damos a las experiencias no es la experiencia en sí, sino nuestra interpretación de la misma.

Es nuestra voluntad la que decide qué pensamientos vamos a validar y a cuáles vamos a darles nuestra energía.

Esta interpretación que hacemos a través de los filtros es lo que le da un significado específico a cada pensamiento.

Este significado que le atribuimos es el que finalmente genera en nosotros un sentimiento, ya sea positivo o negativo.

La Consecuencia. De los Sentimientos a las Acciones

Dependiendo de cómo nos sentimos en una situación, vamos a actuar y a comportarnos de una determinada manera.

Nuestros sentimientos influencian directamente cada una de nuestras acciones, tanto las grandes como las más pequeñas.

Si un pensamiento nos genera ansiedad o miedo, nuestras acciones suelen ser de huida, parálisis o incluso de una reacción defensiva.

En este punto clave tenemos una elección muy importante que a menudo pasamos por alto en nuestro día a día.

Aquí podemos elegir entre reaccionar emocionalmente o responder de una manera más consciente para buscar un mejor resultado.

El Bucle. Resultados que Refuerzan los Pensamientos

Nuestras acciones, a su vez, producen resultados concretos en nuestra vida, que pueden ser buenos o malos para nosotros.

Si un colega te llama mediocre, ese pensamiento te hará sentir mal y actuarás con una gran inseguridad.

Al actuar de esa forma, probablemente obtendrás un mal resultado en tu trabajo, lo que tendrá sus consecuencias.

Este resultado negativo reafirmará la idea original de que eres mediocre, cerrando así el destructivo círculo vicioso.

De esta forma, se crea una profecía autocumplida donde nuestros miedos iniciales acaban por manifestarse debido a nuestras propias acciones.

Conviértete en el Detective de tu Mente

Para poder romper este ciclo automático, debes convertirte en el detective de tu propia mente y observar tus procesos.

Tienes que dar un paso atrás para poder identificar el origen de tus emociones con una perspectiva mucho más objetiva.

Pregúntate qué estabas pensando exactamente justo antes de empezar a sentirte de una determinada manera.

Al rastrear el origen del sentimiento hasta el pensamiento inicial, lo observas desde fuera y le quitas su poder.

Esta simple observación te permite despegarte de la emoción y desactivarla antes de que te controle por completo.

Resumen

Todo lo que vivimos se rige por un ciclo de cuatro pasos: pensamientos, sentimientos, acciones y resultados. Este modelo mental muestra cómo nuestra realidad interna crea nuestra experiencia.

El proceso comienza con los pensamientos. No podemos controlar los que entran en nuestra mente, pero sí elegir en cuáles enfocarnos. Esa elección, basada en nuestras creencias, genera nuestros sentimientos.

Nuestros sentimientos dirigen nuestras acciones, que a su vez producen resultados. Estos resultados a menudo refuerzan los pensamientos iniciales, creando un círculo vicioso. Es clave observar los pensamientos antes de que nos controlen.