De la Emoción a la Acción
La Conexión Inevitable entre Sentir y Actuar
Nuestros sentimientos no son pasivos, sino que influencian directamente cada una de nuestras acciones y comportamientos en la vida.
La forma en que nos sentimos en una situación determinada define cómo vamos a actuar o a comportarnos en ella.
Cuando experimentamos emociones intensas como la ansiedad, no podemos evitar que estas se reflejen en nuestra conducta exterior.
Es un vínculo directo y poderoso que a menudo opera de forma automática si no somos conscientes de él.
Las Tres Respuestas Primitivas al Miedo
Cuando la ansiedad, que es una forma extrema de miedo, nos domina, nuestro cuerpo reacciona de tres maneras primitivas.
La primera respuesta es huir, que es el impulso de correr o escapar de la situación que nos genera el miedo.
La segunda es pelear, una reacción defensiva donde nos enfrentamos a la amenaza percibida, a veces de forma agresiva.
La tercera y más común en la ansiedad moderna es congelarse, una parálisis que nos impide tomar cualquier tipo de acción.
Estas respuestas son mecanismos de supervivencia que se activan para protegernos, pero en la ansiedad, la amenaza no es real.
La Inacción como Autosabotaje
En el contexto de nuestros retos diarios, actuar bajo la influencia de la ansiedad a menudo nos lleva directamente a la inacción.
El miedo al futuro nos congela en el presente, impidiéndonos avanzar hacia las metas que deseamos alcanzar en la vida.
Esta parálisis por el miedo es una forma muy sutil pero destructiva de autosabotaje, pues nos impide incluso intentarlo.
Al no actuar, estamos garantizando que no conseguiremos el resultado que queríamos, cumpliendo así el pronóstico del miedo.
Resumen
Nuestros sentimientos no son pasivos; influyen directamente en nuestras acciones. La forma en que nos sentimos determina cómo actuamos. La ansiedad, una forma de miedo, nos lleva a comportarnos de maneras específicas. Es un vínculo directo, poderoso y a menudo automático.
Cuando la ansiedad domina, el cuerpo reacciona de tres formas primitivas: huir, pelear o congelarse. Aunque estos mecanismos son para la supervivencia, en la ansiedad la amenaza no es real. La inacción, o congelarse, es la respuesta más común en la ansiedad moderna.
Esta parálisis por el miedo es una forma de autosabotaje. Nos impide actuar y avanzar hacia nuestras metas, garantizando que no obtendremos el resultado deseado. El miedo al futuro nos congela en el presente, impidiendo incluso que lo intentemos, y así se cumple su pronóstico.
de la emocion a la accion