Poder, responsabilidad y resultados en el coaching

2024-04-05

Poder, responsabilidad y resultados en el coaching

El coaching es una colaboración profesional. No es algo que surge de manera instantánea. Es un acuerdo que se establece con una persona o empresa con el propósito de alcanzar un objetivo, y durante ese camino, se genera una transformación que mejora tanto la calidad de vida como el rendimiento del coachee.

Para ser un buen coach, es necesario estar preparado para esforzarse, involucrarse activamente, mostrar disposición y asumir la responsabilidad compartida por los resultados. Es un proceso en el que ambas partes deben comprometerse.

Algunos empleados que reconocen no estar rindiendo al 50% de su capacidad, señalan diversas causas, más allá del salario. Los principales factores de insatisfacción incluyen malas condiciones laborales, falta de autonomía y poder, ausencia de reconocimiento, pocas oportunidades de desarrollo profesional, planes de formación limitados, trabajos monótonos sin desafíos y falta de comunicación.

Estas condiciones generan frustración y desmotivación para cumplir con las tareas asignadas. No existe un verdadero compromiso con la empresa. Dado que el recurso humano es el principal motor de la productividad, el coaching ha adquirido una gran demanda en los tiempos actuales.

El poder en el coaching

La Real Academia Española (RAE) define el poder como:

Tener la capacidad o facultad para hacer algo / Disponer del tiempo o los medios necesarios para realizar una acción / Ser más fuerte que alguien.

Por su parte, el diccionario Oxford Languages define el poder como:

La habilidad de hacer algo o estar en condiciones de llevarlo a cabo, sin que nada lo impida.

Sinónimos de poder incluyen fuerza, capacidad, posibilidad, y poderío. También puede referirse a la influencia que una persona ejerce sobre el comportamiento de los demás.

El poder no tiene por qué ser percibido negativamente, aunque a menudo se asocia con abuso, opresión o sumisión, dependiendo de las estrategias empleadas por líderes y directivos para influir en sus subordinados.

Cada individuo tiene su propia percepción del poder según su formación, experiencias y educación. Es importante reflexionar sobre lo que significa el poder para cada uno, encontrar una definición personal y utilizarla para alcanzar nuestros objetivos con éxito e independencia. Este concepto de empoderamiento está vinculado a la confianza en uno mismo, que es clave en el coaching. Tener poder no implica quitarlo a los demás.

Es fundamental convencernos de que poseemos las habilidades para superar obstáculos y lograr el éxito. Esto aplica tanto al coach como al coachee.

La capacidad de análisis y la actitud del coach son esenciales. Su capacidad de motivar y lograr resultados tangibles puede diferenciarlo de la competencia y atraer clientes, quienes confían en su capacidad para guiarlos.

El coach debe transmitir esta confianza al coachee y trabajar para que se desarrolle en cada acción planificada. Una de las claves del coaching es reconocer que los mayores impedimentos provienen de nuestra propia mente. Adoptar una actitud de "yo puedo" y superar las barreras internas es fundamental para lograr el empoderamiento.

La responsabilidad en el coaching

La responsabilidad es un valor esencial que genera confianza y seguridad en las relaciones. Implica que una persona presta atención a sus decisiones y acciones, monitoreando los resultados. Definir responsabilidades establece el papel de cada persona en el proceso, su participación y las consecuencias de sus acciones.

El coaching requiere interacción y comunicación constante entre las partes. El éxito o fracaso es compartido entre el coach y el coachee.

El coach debe comprometerse a dar el 100% de su capacidad y asumir la parte de la responsabilidad que le corresponde, especialmente en el mundo empresarial, donde el cumplimiento de objetivos es crucial para la supervivencia de la compañía.

Si no se alcanzan los objetivos, todo error trae consigo una lección, y es tarea del coach identificar estos aprendizajes para que el coachee esté mejor preparado para enfrentar futuros desafíos con una actitud positiva.

Resultados en el coaching

Al comprometerse con una persona o empresa, también asumimos la responsabilidad de lograr resultados. La prioridad del coach debe ser la persona a su cargo.

Es fundamental que el coach supervise el impacto del proceso en el coachee, garantizando que no se comprometa su bienestar o salud por cumplir ciegamente las metas.

Algunos elementos clave para obtener mejores resultados en el coaching son:

Identificar los problemas u obstáculos que impiden avanzar.
Comprender las causas de los problemas.
Aclarar las expectativas del coachee sobre el proceso.
Realizar un seguimiento y comunicación continua.
Escuchar activamente y mostrar empatía.
Destacar los aspectos positivos y fortalezas del coachee.

Durante las sesiones, estas cuestiones se van aclarando. Al inicio del proceso, cuando se establece la relación, ambas partes deben ponerse de acuerdo sobre el punto de partida y las metas que desean alcanzar. En esta fase es crucial construir confianza y asegurarse de que funcionarán bien juntos.

El proceso de coaching se organiza en varias fases, que se desarrollan en un número determinado de sesiones (de 4 a 10), siguiendo una metodología clara. A pesar de esto, debe ser lo suficientemente flexible para adaptarse a las necesidades del coachee.

Los métodos y herramientas pueden variar, pero los objetivos deben estar claramente definidos: deben ser específicos, alcanzables y medibles. Además, debe establecerse un plazo para lograrlos. Todo debe quedar documentado para evitar malentendidos. La capacidad de análisis y observación del coach es vital. Al final del proceso, se debe hacer un balance de lo logrado y lo aprendido. Un aspecto que distingue al coaching de otros servicios es que se fomenta que el cliente practique el autocoaching en el futuro.