El estrés: comprensión y manejo efectivo

El estrés es considerado como una de las causas más peligrosas del deterioro de la salud. A diferencia de muchas enfermedades mortales que conocemos, el estrés opera en silencio y, a menudo, es subestimado bajo la falsa concepción de que es solo un problema temporal. Esta subvaloración ignora la evolución del estrés y las posibles enfermedades secundarias que pueden surgir debido a su impacto.

Es crucial concientizar sobre la importancia de conocer nuestro cuerpo y reconocer los momentos en los que podemos estar experimentando un período de estrés. Nuestro organismo es como una maquinaria, y cualquier fallo en una de sus piezas afecta al resto. En esta guía, abordaremos las cuestiones básicas sobre el estrés, con el fin de prevenirlo y enfrentarlo adecuadamente.

Definición

El estrés es un estado psicológico nocivo para la salud, que se genera cuando una persona se somete a un nivel de exigencia superior a su capacidad de respuesta. Como resultado, el cuerpo experimenta alteraciones físicas y psicológicas que se manifiestan como trastornos, tales como agobio, tristeza, ansiedad, nerviosismo y frustración.

Si lo comparamos con el ejercicio físico, es como intentar cargar un peso superior al que nuestros músculos pueden manejar sin un desarrollo progresivo. De igual manera, cuando la carga mental supera la capacidad del cerebro para responder adecuadamente, se genera estrés. Esta condición se acumula como una especie de "lesión" mental que se agrava con el tiempo si no se maneja correctamente.

Es fundamental entender que el estrés es como una herida: puede disminuir o agravarse dependiendo de cómo actuemos. Actuar imprudentemente puede aumentar sus efectos considerablemente.

Afectaciones a la salud

El estrés afecta de manera significativa muchos procesos vitales del organismo. Actúa como un bloqueador de la memoria, lo que dificulta recordar incluso las cosas más sencillas. Las personas bajo estrés también ven disminuir su rendimiento laboral. El sueño es otro de los grandes afectados, apareciendo trastornos que impiden un descanso adecuado.

La falta de sueño y el estado de alerta constante provocan un aumento en la liberación de glucosa, lo que puede derivar en un aumento de peso y en otras afectaciones graves para la salud. Además, el estado emocional se ve afectado con sensaciones de ansiedad, miedo y falta de confianza. Estas emociones pueden impactar negativamente en la vida familiar y en las interacciones sociales, generando un ciclo en el que el estrés aumenta debido a la falta de productividad.

Para gestionar el estrés de manera efectiva, es importante practicar el estoicismo, es decir, no permitir que los factores externos afecten nuestras emociones. La disciplina y el cumplimiento de nuestras responsabilidades a tiempo son las mejores formas de reducir el estrés. Muchas situaciones estresantes son causadas por obligaciones no cumplidas, y completarlas puede liberarnos de esa presión.

Si el problema que genera el estrés está fuera de nuestro control, es recomendable eliminarlo de nuestra vida sin temor. Aunque esas obligaciones puedan parecer importantes, nada justifica poner en riesgo nuestra salud mental y emocional por mantenerlas.