INGRESAR

REGISTRARSE
Buscador

Fase 2: La Violencia Manifiesta y el Dominio

Selecciona el idioma :

Debes permitir las cookies de Vimeo para poder visualizar el vídeo.

¡Desbloquea el curso completo y certifícate!

Estás viendo el contenido gratuito. Desbloquea el curso completo para obtener tu certificado, exámenes y material descargable.

*Al comprar el curso, te obsequiamos dos cursos a tu eleccion*

*Ver la mejor oferta de la web*

Fase 2: La Violencia Manifiesta y el Dominio


La transición a la parálisis y la confusión

Una vez que la víctima está "capturada" emocionalmente, la relación entra en la segunda fase: la violencia manifiesta o fase de dominio. El objetivo ya no es seducir, sino paralizar al otro mediante el miedo y la duda.

El agresor comienza a retirar el afecto de manera abrupta y a desplegar conductas hostiles, instalando un estado de ansiedad permanente.

Mediante una comunicación deformada, llena de sarcasmos, silencios y mentiras, sume a la víctima en una niebla de confusión (niebla psicológica) que le impide reaccionar o pensar con claridad.

La víctima pierde progresivamente la confianza en su propio criterio y, en casos severos, llega a experimentar una disolución de su identidad, convirtiéndose en una sombra de quien era, totalmente volcada en apaciguar al verdugo para evitar el conflicto.

La víctima como enemigo y objeto de odio

Cuando la víctima finalmente toma conciencia de la agresión o intenta recuperar algo de su autonomía, la dinámica cambia drásticamente.

Para el perverso narcisista, cualquier intento de independencia por parte del otro es visto como una traición intolerable.

La víctima deja de ser un objeto de sumisión y se convierte en un rival a abatir, desatando el odio abierto del agresor.

Si el maltratador siente que su presa se le escapa, entra en pánico y su violencia se intensifica para restablecer el control.

Se instala una "fobia recíproca": el agresor siente irritación con solo ver a la víctima, y la presencia de este provoca terror en ella.

En este punto, los ataques se vuelven más directos, con golpes bajos y humillaciones crueles destinadas a destruir la autoestima restante.

La provocación y la inversión de la culpa

Una táctica recurrente en esta fase es la incitación a la reacción.

El agresor, parapetado tras una armadura de frialdad, provoca deliberadamente a la víctima para que esta estalle emocionalmente. Su deseo es obtener un intercambio conflictivo donde él mantenga el control.

Si logra que la víctima grite, llore o pierda los nervios —preferiblemente delante de terceros—, habrá conseguido su objetivo: etiquetarla como la "loca", la "histérica" o la "agresiva" de la relación.

De esta forma, la víctima queda acorralada en un doble vínculo: si calla, la destrucción continúa; si reacciona, se le responsabiliza del conflicto, reforzando la narrativa del agresor de que ella es la inestable y él la pobre víctima que debe soportarla.

Resumen

Una vez capturada la víctima, comienza la fase de dominio para paralizarla mediante el miedo. El agresor retira el afecto abruptamente, instala la confusión mental y anula progresivamente su identidad.

Cualquier intento de autonomía convierte a la víctima en un rival a abatir. El agresor intensifica su violencia y humillaciones crueles para restablecer el control ante el pánico de perder su poder.

El maltratador utiliza la provocación fría para que la víctima estalle emocionalmente. Así logra culparla del conflicto, etiquetándola de "loca" o agresiva, mientras él se victimiza para justificar su abuso.


fase 2 la violencia manifiesta y el dominio

Publicaciones Recientes de violencia psicologia

¿Hay algún error o mejora?

¿Dónde está el error?

¿Cúal es el error?