Deben las mujeres imitar a los hombres en la oratoria
La distinción de roles de género dentro de la oratoria, ha propiciado que determinados temas sean catalogados como masculinos o femeninos. De esto se desprende el hecho de que se busque un perfil de orador, condicionado por el género, a la hora de abordar una temática en particular. Esta característica en el oficio de la oratoria genera desigualdades y desventajas para ambos sexos, que dificultan al orador dirigirse a una audiencia especializada, con gustos muy marcados.
Algunas oradoras experimentadas, han decidido imitar el perfil masculino ante la necesidad de abordar temas tecnológicos, industriales u otros de esta indole. Como ejemplo de lo anterior, tenemos el caso de Elizabeth Holmes, CEO de la empresa tecnológica Theranos, quien imitaba de forma evidente la imagen de Steve Jobs. Tanto fue la obsesión de esta polémica empresaria, que moldeó su voz para hacerla más grave y que sonara como la de un hombre.
Respecto a este tipo de prácticas, estaremos hablando en la presente sesión. De esta forma expondremos nuestro criterio sobre si las mujeres deben imitar o no a los hombres en la oratoria.
La autenticidad vs la imitación: El caso de Elizabeth Holmes y su estrategia de imitación con el fin de llegar a una audiencia catalogada como masculina, ha generado un gran debate respecto a si una oradora que aborde este tipo de temáticas debería imitar el perfil de un hombre. Si bien Elizabeth obtuvo resultados muy destacados llevando a cabo discursos muy emotivos que atraian al público de manera sorprendente, es cuestionable asumir que esto se debió exclusivamente al hecho de caracterizarse como un hombre. Si creemos que el factor de éxito de esta empresaria se encuentra en la adaptación de su imagen, deberíamos aceptar entonces que cualquier hombre lo hubiese hecho mejor que ella.
Las ventajas de imitar a un hombre son muy complejas de percibir. Lo que hizo que esta mujer fuese una gran oradora es justamente sus capacidades comunicativas. La imagen y la voz son aspectos secundarios que complementan al orador pero no lo definen. La autenticidad en cambio, es un valor muy significativo para todo ponente. Al igual que existe una Elizabeth, también tenemos a miles de mujeres que se han ganado un gran renombre por su autenticidad y capacidad de comunicar con las masas. Lo más importante es que logres definirte por tus propias aptitudes y que tu imagen conforme una marca personal distintiva fácil de percibir por tu audiencia.
Cuando logramos un estilo propio añadimos valor a nuestro trabajo. Las personas no vienen a escucharnos solo por lo que tenemos que decir, sino porque empatizan con nosotros y les gusta nuestro estilo comunicativo. Esto ha sido la clave para la mayoría de los oradores de gran éxito, saber distinguirse entre el resto y lograr una mayor fidelización de su audiencia.
Derriba los prejuicios potenciando tus fortalezas: Todo orador tiene puntos fuertes y débiles. Una tarea esencial a la hora de crearnos una imagen potente frente a la audiencia, es saber identificar nuestros puntos fuertes y trabajar en desarrollarlos más. Mientras que algunos oradores cuentan con aptitudes excelentes para comunicar en público, en otros destaca su carisma o humor. Aprende a conocerte y descubre cuáles son los aspectos que, de lograr potenciarlos, terminarian imprimiendo en ti un sello distintivo y de autenticidad. En vez de imitar a un orador masculino, dedica tus esfuerzos a separarte de los roles de género. Una vez que consigas que te distingan por tu marca personal, el hecho de ser hombre o mujer dejará de tener importancia.
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