Evaluar el discurso
Una vez que hemos finalizado el tema que nos concierne respecto a la estructura y ejecución del discurso, ¿qué nos queda por hacer? Debemos valorar la calidad de nuestra presentación para determinar si cumple con los objetivos establecidos. Conocer los criterios de evaluación nos ayuda a mejorar nuestras habilidades.
Para lograrlo, debemos considerar tres aspectos clave: la impresión general que nuestra audiencia tiene del mensaje, la información que transmitimos y la puesta en escena. Estos elementos son esenciales y deben estar bien coordinados.
Impresión general: Si la audiencia permanece en silencio durante toda tu presentación, ¡felicidades! Has logrado captar su atención. El interés que muestran y su capacidad para comprender nuestro objetivo son un reflejo de la impresión que hemos dejado en ellos.
Pero no te detengas ahí observa cuidadosamente reacciones no verbales, como sus gestos y expresiones faciales. Incluso si te miran y guardan silencio, eso no necesariamente significa que estén completamente absortos en tu discurso. ¿Cuál es su reacción? ¿Parecen interesados o distraidos?
Contenido: Ahora evaluaremos si nuestro discurso cumplió con su función:
- ¿Se logró transmitir el discurso de manera clara, destacando los puntos esenciales en cada momento: introducción, desarrollo y conclusiones?
- ¿En qué medida la introducción logró cautivar al público y la frase motivacional tuvo el efecto deseado?
- ¿En qué medida el desarrollo del discurso se mantuvo enfocado en el problema u objetivo principal? ¿Las ideas fueron claras y concisas? ¿Se relacionaron adecuadamente con los aspectos principales?
- Durante el desarrollo de la propuesta, se demostró pleno conocimiento del tema. El tono de voz y lenguaje corporal mostraron seguridad.
- El discurso tuvo utilidad y logró motivar al oyente a tomar alguna acción.
- Las conclusiones lograron transmitir el mensaje educativo propuesto, recalcando lo que en un inicio se propuso satisfacer.
- Para resaltar el mensaje, se utilizó una voz con intensidad determinada tanto al principio como al final.
La voz: Un aspecto clave en la evaluación del discurso es la puesta en escena, que incluye el manejo de la voz. Algunas preguntas a considerar son:
- ¿Hubo momentos en los que elevaste el tono y aumentaste la intensidad al hablar?
- ¿Realizaste las pausas adecuadas? Si te quedaste sin aliento al hablar, es posible que no hayas respirado adecuadamente y que se haya percibido como una sucesión ininterrumpida de frases.
- ¿Te aseguraste de que las pausas se utilizaron para respirar y recuperar el aliento, en lugar de para “ganar tiempo” con muletillas?
Lenguaje corporal: La puesta en escena también está determinada por el lenguaje corporal. Por ejemplo:
- ¿Cruzaste las manos o miraste hacia abajo en algún momento? Si lo hiciste, ¿te diste cuenta de que el mensaje no llegó de la misma manera?
- No es necesario reir durante la presentación, pero ¿mostraste una expresión agradable en el rostro para parecer más amigable ante la audiencia?
- Sabiendo que cada persona merece un momento de atención y contacto visual, ¿miraste hacia todos los asistentes por igual o te concentraste en un punto fijo?
Otros aspectos: Además de los elementos mencionados anteriormente, hay otros aspectos que deben ser abordados de manera inmediata y precisa, tales como:
- ¿Te moviste con naturalidad o permaneciste estático? ¿Te acercaste a tu audiencia y enfatizaste el mensaje mientras caminabas o te quedaste detrás del atril en una postura rigida e inflexible?
- ¿Nos atrevimos a lidiar con la sensación de nerviosismo o miedo escénico?
- ¿Mantuvimos una actitud optimista respecto a lo que ibamos a decir y el efecto que tendria, incluso si temias olvidar alguna palabra o bloquearte?
- En cuanto a los recursos utilizados para mejorar el sentido del mensaje, ¿te apoyaste en ellos o les diste el papel principal? Seth Godin, orador estadounidense, recomienda usar más imágenes que texto en las presentaciones. Esto aumenta la retención del público y permite hacer énfasis en las ideas principales.
Intuición: Una vez terminado el discurso, tómate un momento para reflexionar sobre cómo te sientes y escuchar a tu voz interior. Evalúa si alcanzaste tus metas y si el público recibió bien tu mensaje, teniendo en cuenta tus sensaciones.
Hazte la pregunta de si el discurso fue exitoso y si estás satisfecho con tu desempeño. Si no diste todo lo que podias o si pusiste todo tu esfuerzo pero no fue suficiente, esto podría ser una señal. Podria indicar que ha llegado el momento de buscar nuevas estrategias o métodos de aprendizaje.
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