Cómo desarrollar la habilidad de la oratoria
La oratoria, como profesión, ha sido practicada y difundida desde la antigüedad, donde aquellos que lograban dominar este arte, podian posicionarse en las más altas esferas de la sociedad. Hoy en día, la habilidad de la oratoria es empleada en múltiples campos como una herramienta de comunicación social. Ser un buen orador es el resultado de una mezcla de aptitudes innatas, dedicación y mucha práctica. Independientemente de qué tan bien se te de hablar en público, podrás mejorar esta habilidad si dedicas el tiempo suficiente a entrenar y potenciar tus cualidades comunicativas.
Durante el desarrollo de la presente sesión, estaremos ofreciéndote una serie de recomendaciones que te serán de utilidad para iniciarte en el mundo de la oratoria y desarrollar tus habilidades de comunicador, de una forma sencilla y progresiva.
Apóyate en las neuronas espejo: El ser humano es capaz de aprender prácticamente cualquier habilidad mediante la observación y la práctica. A nivel neuronal, se destaca un curioso efecto cuando observamos a alguien realizar determinada acción. Este efecto es el que se encuentra relacionado con la activación de las llamadas “neuronas espejo”. Las neuronas espejo, son aquellas que se encargan de reproducir determinada información en nuestro cerebro, fruto de la observación y visualización de algo que nos resulta llamativo.
Un ejemplo claro de lo anterior, se encuentra en la práctica de ejercicio físico. Cuando observamos con detenimiento a nuestro entrenador realizar un movimiento en específico, estas neuronas buscarán reproducir con la mayor exactitud posible el mismo movimiento cuando lo vayas a ejecutar. La repetición del proceso “visualizar-ejecutar”, permite ir perfeccionando el movimiento cada vez más para asemejarlo lo más posible al patrón observado.
En la oratoria, como en el entrenamiento físico, es posible apoyarse en el uso de las neuronas espejo si queremos aprender de personas que dominan este oficio y poseen capacidades notablemente superiores a las nuestras. Apóyate en materiales audiovisuales de grandes oradores e intenta descifrar cuáles son los elementos que puedes adaptar a tu perfil, luego llévalos a la práctica durante tu entrenamiento. Repite el proceso todas las veces que sea necesario, recuerda que no se trata de copiar a la persona que tenemos delante, sino de aprender y adaptar la habilidad a tus características personales.
Ensaya desde la perspectiva del oyente: Uno de los errores más comunes a la hora de ensayar, es no hacerlo desde la perspectiva del oyente. Cuando ensayamos no somos capaces de observarnos, nuestra perspectiva se encuentra completamente sesgada y la única información que recibimos es la de escuchar nuestra propia voz en el mismo momento en que hablamos. Grábate mientras ensayas y visualizate posteriormente. Intenta recrear el sentimiento del oyente, examina tu postura y realiza anotaciones que te permitan reconducir tu exposición durante los próximos ensayos.
Hablar frente a una cámara transmite cierta sensación de incomodidad, esto se debe a que nos sentimos observados por un agente extraño. Esta es la sensación a la que tienes que acostumbrarte, de lo contrario estarás preparándote dentro de un escenario que no es realista ni se asemejará a aquel para el que estás practicando.
Recrear el escenario: Recrear el escenario no es más que intentar adaptar el medio donde ensayas a uno que sea lo más próximo posible a aquel al que deberás enfrentarte. Si debes dar un discurso de pie, ensaya de pie, si hay que estar en un panel sentado, adopta la posición real en la que deberás estar el día de la ponencia. De igual manera, debes contemplar elementos como el micrófono o las cámaras. Algo tan sencillo como un micrófono puede cambiarlo todo durante una presentación. Emulando el escenario donde ensayas y adaptándolo a las condiciones reales te sentirás más confiado a la hora de exponer ante tu audiencia.
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