Etapa de alto riesgo nutricional
Durante la adolescencia aumenta el ritmo de crecimiento del organismo y aparecen procesos madurativos que modifican la composición corporal de manera diferente en cada sexo, siguiendo un ritmo de crecimiento marcado sobre todo por el desarrollo puberal o edad biológica de cada individuo y la influencia del estilo de vida ─ sobre todo de la dieta y el nivel de actividad física desplegado─.
Los principales objetivos de la alimentación durante la adolescencia deben estar dirigidos a:
- Conseguir un estado nutricional óptimo que contribuya al mantenimiento de la salud y la prevención de enfermedades crónicas de base nutricional.
- Aportar los niveles de energía y nutrientes requeridos para garantizar el acelerado crecimiento y maduración de los diferentes órganos y sistemas del cuerpo.
En sentido general las necesidades nutricionales durante la adolescencia son las más altas de toda la vida, únicamente superadas por las requeridas durante el embarazo y la lactancia materna en el sexo femenino.
Necesidades de energía
Las recomendaciones individuales de energía en la adolescencia varían en dependencia del sexo, el nivel de actividad física, la talla, el peso y el ritmo de crecimiento corporal. Las comidas deben estar distribuidas a lo largo de todo el día, para que el suministro de energía sea regular.
El aporte de calorías de cada uno de los macronutrientes debe ser el siguiente:
- Los hidratos de carbono deben aportar entre el 50 y el 55% del total de las calorías que requiere diariamente el organismo.
- Las grasas deben aportar entre el 30 y el 35%.
- Las proteínas deben aportar entre el 12 y el 15%.
La siguiente tabla presenta las recomendaciones de ingesta de energía para la población adolescente en España.
Necesidades de carbohidratos
Los estudios realizados en España muestran que las ingestas de carbohidratos en la adolescencia son insuficientes. Se recomienda incluir en las diferentes comidas a lo largo del día pan, cereales, pastas alimenticias y arroz preferiblemente integrales, con el objetivo de mantener los niveles de calorías estables e incrementar las ingestas de fibra. Este grupo aporta carbohidratos complejos, que requieren una digestión más prolongada, dando una mayor sensación de llenura, esto evita tomar alimentos sin control entre comidas «pitirreo» que favorecen el sobrepeso y la obesidad.
Se desaconseja el consumo de alimentos altos en carbohidratos simples, como el azúcar de mesa, los dulces, las bollerías, los pasteles, el chocolate y las bebidas gaseosas. Estos alimentos se digieren rápidamente, lo que provoca que la sensación de saciedad desaparezca pronto, aumentando así el deseo de comer con frecuencia.
Necesidades de proteínas
Las necesidades proteicas individuales dependen de la velocidad del crecimiento y de la composición corporal. El elevado ritmo de crecimiento y el aumento de la masa magra requieren un aumento de las proteínas de la dieta.
Sus carencias podrían reducir el ritmo de crecimiento y la talla final del individuo, sin embargo, un exceso de proteínas se asocia con el desarrollo de osteoporosis, por lo cual, no se recomienda superar el doble de las ingestas recomendadas para la etapa.
Las proteínas se deben distribuir en las diferentes comidas a lo largo del día. Los alimentos ricos en proteínas más recomendados son la leche, las carnes de aves, los pescados ─blanco y azul─, el huevo y los platos combinados de legumbres y cereales.
Necesidades de grasas
Las grasas son un componente importante en la alimentación del adolescente, pues proporcionan energía e intervienen en varias funciones biológicas, formando parte de las membranas celulares, transportando las vitaminas liposolubles ─A, D, E, y K─ y participado en la síntesis de neurotransmisores.
Cuando las ingestas de lípidos no logran aportar más de un 30% del total de las calorías diarias que necesita el organismo, pueden ocurrir trastornos del crecimiento y la maduración ósea, así
riesgo nutricional