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Necesidades de micronutrientes en el embarazo (II)

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Necesidades de micronutrientes en el embarazo (II)


Hoy continuaremos conociendo los micronutrientes de mayor impacto en los resultados finales de la gestación.

Necesidades de colina

La colina es un nutriente considerado como una vitamina del complejo B. Puede ser producida por el hígado humano, pero no en cantidades suficientes.

Es un nutriente muy importante para la embarazada ya que sus funciones están relacionadas con la división celular y el desarrollo del sistema nervioso y cerebral.

Varios estudiosos opinan que las carencias de colina durante el embarazo pueden provocar malformaciones de nacimiento y retardos en la capacidad cognoscitiva posnatal.

La ingesta recomendada de colina durante el embarazo es de 480 mg/día ─miligramos diarios─.

La principal fuente nutricional de la colina es la yema de huevo, aunque también está presente en muchos otros alimentos como la carne, los productos lácteos, los pescados, las patatas, las coles de Bruselas el brócoli y la coliflor.

Necesidades de hierro

Las necesidades de hierro durante el embarazo aumentan debido fundamentalmente a que es un elemento imprescindible en la fabricación de hemoglobina, proteína de la sangre necesaria para el desarrollo del sistema hemático de la criatura, el crecimiento de la placenta, y el mantenimiento de niveles adecuados de hemoglobina de la madre.

Las deficiencias de hierro suelen ser muy frecuentes durante el embarazo, sobre todo en madres adolescentes, muy jóvenes, o que han tenido un embarazo anterior muy próximo.

Las deficiencias de hierro provocan anemia ferropénica, considerada la deficiencia nutricional más frecuente en las embarazadas, sus síntomas son: fatigas, mareos y cefaleas.

Las deficiencias de hierro en la embarazada incrementan los riesgos de mortalidad materna, partos prematuros, bajo peso al nacer, muerte de los recién nacidos y retrasos en el desarrollo de la atención y la capacidad de aprendizaje del niño.

Para garantizar un adecuado aporte de hierro a través de la dieta la madre debe conocer que este mineral se absorbe mejor en alimentos de origen animal. Ejemplos: Vísceras, carnes rojas, pescado, pollo. También contienen hierro los frutos secos y las leguminosas. Combinar los alimentos ricos en hierro, con los que contienen vitamina C como el limón, aumenta la absorción del hierro.

Las ingestas de hierro recomendadas para las mujeres en edad fértil es de 18 mg/día ─miligramos diarios─.

Por ser muy difícil de compensar la demanda de hierro únicamente con la dieta durante el embarazo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda el uso de suplementos de hierro como parte del control prenatal.

Necesidades de calcio

Durante el embarazo se producen varias modificaciones en el metabolismo del calcio debido al incremento del volumen plasmático, al aumento de las pérdidas por la orina, y sobre todo, al incremento de la transferencia de calcio hacia el feto a partir del tercer trimestre de embarazo para garantizar los aportes que demanda el crecimiento acelerado del tejido óseo de la criatura. Por ello, las necesidades de calcio en la madre se acentúen a partir de la segunda mitad del embarazo.

Las insuficiencias de calcio son más frecuentes en embarazadas adolescentes y jóvenes menores de 25 años, ya que sus reservas son más escasas. Las insuficiencias de calcio incrementan los riesgos de hipertensión y preeclampsia, la hipertensión gestacional es un factor de riesgo para la prematuridad, bajo peso al nacer y mortalidad del recién nacido.

Por otra parte la insuficiencia de calcio en la dieta de la embarazada provoca que se utilice el calcio del esqueleto materno para suplir los requerimientos del desarrollo óseo del feto, este mecanismo favorece la aparición de osteoporosis en la madre, en etapas posteriores de su vida.

La ingesta recomendada de calcio para una mujer adulta sana es de 1200 mg/día ─miligramos diarios─, esta cantidad debe incrementarse en la segunda mitad del embarazo a 1300 mg/día ─miligramos diarios─. Se debe tener en cuenta que la absorción del calcio se reduce por insuficiencias de vitamina D y por ingestión de hormonas corticosteroides.

Se estima que la demanda de calcio durante el embarazo se pueda suplir consumiendo entre 0,75 y un litro de leche diario, distribuido a largo del día y una exposición a la luz solar de 15 minutos diarios para garantizar la disponibilidad de vitamina D.

¡Importante!: Se deben evitar las ingestas excesivas de calcio, porque pueden reducir la absorción de hierro.

Necesidades de yodo

Las necesidades de yodo varían a lo largo de la vida siendo sus aportes más necesarios durante los periodos de embarazo y lactancia, y sobre todo, durante la primera etapa del embarazo.

El yodo es el constituyente esencial de las hormonas sintetizadas en la glándula tiroidea, encargadas de regular la temperatura corporal, la tasa metabólica, la reproducción, y el crecimiento, entre otras funciones.

Las deficiencias de yodo durante el embarazo causan hipotiroidismo materno y fetal, lo que provoca aborto, anomalías fetales, sordera y retardos del desarrollo físico y mental de la criatura. Según la Organización Mundial de la Salud millones de personas en el mundo presentan daños cerebrales por los déficits de yodo materno.

Una medida adecuada para evitar las deficiencias de yodo en la población en general es el consumo de sal yodada, sin embargo, esta medida no es suficiente para las embarazadas, ya que ellas necesitan de dosis diarias más elevadas, por lo que los especialistas les recomiendan la utilización de suplementos en forma de yoduro potásico.

La ingesta recomendada de yodo para una mujer adulta sana es de 110 μg/día ─microgramos diarios─, esta cantidad debe incrementarse durante el embarazo a 135 μg/día ─microgramos diarios─.

Las mejores fuentes alimenticias de yodo son la sal yodada, los pescados, los mariscos y las algas.

Necesidades de zinc

El zinc forma parte de las enzimas que están involucradas en el metabolismo de los carbohidratos y los lípidos, así como en la síntesis de proteínas y ácidos grasos, por ello, sus requerimientos son superiores en el embarazo para dar respuesta al incremento de las necesidades de todos esos nutrientes durante la gestación.

Las deficiencias de zinc durante el embarazo provocan retardo del crecimiento intrauterino, partos prematuros y afectaciones en el desarrollo cognitivo del niño. Las carencias más severas pueden afectar la formación del embrión y el desarrollo fetal, provocando malformaciones congénitas.

La ingesta recomendada de zinc para una mujer adulta sana es de 15 mg/día ─miligramos diarios─, esta cantidad debe incrementarse durante el embarazo a 20 mg/día ─miligramos diarios─.

Las principales fuentes de zinc en la alimentación están ligadas a las proteínas, incluyendo carnes rojas, pescado, mariscos y huevos. Además, se encuentra presente en los cereales integrales, así como en vegetales, nueces y semillas de calabaza.

Necesidades de selenio

El selenio es un elemento esencial de protección frente al estrés oxidativo, y en la regulación de las tiroides, por ello juega un importante papel durante el desarrollo embrionario, protegiendo a la madre y al embrión del daño oxidativo.

El selenio contribuye a combatir la debilidad y el cansancio muscular de la madre, reduce la ansiedad y favorece su estado general. Por otra parte reduce el riesgo de bajo peso en el feto.

Los requerimientos de selenio se incrementan durante el embarazo, manifestándose una reducción en sangre controlada por las hormonas placentarias. El feto almacena selenio principalmente en el hígado hacia el final de la gestación a un ritmo de 2 μg/día ─microgramos diarios─

La ingesta recomendada de selenio para una mujer adulta sana es de 55 μg/día ─microgramos diarios─, esta cantidad debe incrementarse durante el embarazo a 65 μg/día ─microgramos diarios─.

Las principales fuentes alimentarias de selenio son los alimentos ricos en proteínas ─ las vísceras, las carnes, los pescados y los productos lácteos─, aunque también contienen selenio las cebollas, las nueces y algunas verduras y hortalizas.


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