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Necesidades de macronutrientes en el embarazo

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Necesidades de macronutrientes en el embarazo


La alimentación durante el embarazo, debe seguir los mismos principios básicos de una alimentación sana, recomendada para cualquier etapa de la vida, por ello, como elemento primordial, las dietas deben ser muy variadas, las cantidades a ingerir deben ser moderadas y se debe garantizar el consumo de suficiente agua.

Las necesidades alimenticias específicas de la mujer para la fase previa al embarazo y durante todo su desarrollo, deben ser supervisadas por los especialistas, quienes son los encargados de evaluar e ir orientando en cada una de las consultas programadas, las pautas a seguir para mejorar la nutrición de la futura madre antes y durante el embarazo.

Necesidades de energías

Una mujer sana de talla y peso promedio, con una actividad física moderada requiere alrededor de unas 2000 kilocalorías diarias. Esa cifra debe incrementarse alrededor de 150 kilocalorías diarias durante el primer trimestre de embarazo, mientras que en los trimestres restantes, el incremento debe rondar las 350 kilocalorías diarias.

Para que las necesidades energéticas de las embarazadas sean cubiertas de manera saludable los hidratos de carbono complejos deben aportar entre un 50% y un 60 % del total de las kilocalorías diarias necesarias, las grasas entre un 30% y un 35% y las proteínas entre un 12 % y un 15%.

El aporte extra de calorías durante el embarazo no es necesario que sea como comúnmente se dice, «comer por dos», bastaria con añadirle a la dieta, una o dos raciones moderadas diarias de algún alimento, seleccionándolo en dependencia de las necesidades nutricionales de la gestante, y del valor calórico que contenga. Por ejemplo: para elevar las demandas de calcio y proteínas, se podrían incrementar las ingestas de leche de vaca entera, teniendo en cuenta, que un vaso de leche de 200 mililitros, podría aportar alrededor de 120 kilocalorías.

Los aumentos moderados de la ingesta energética deben realizarse teniendo en cuenta la ganancia de peso de la gestante: cuando es escasa o nula la ganancia de peso ─menor de 1 kilogramo al mes─ la ingesta calórica debe incrementarse, si la ganancia de peso es normal no es necesario aumentar la ingesta energética, y si es exagerada, sería conveniente reducirla. Los aumentos y reducciones en las ingestas de energías dependen de los siguientes factores:

  • Peso corporal de la gestante, al inicio del embarazo.
  • Nivel de actividad física que realiza diariamente.
  • Incremento del peso relacionadas con las adaptaciones metabólicas propias del embarazo.

Necesidades de proteínas

Las ingestas de proteínas en la alimentación habitual de la mujer superan generalmente las cantidades recomendadas ─de aproximadamente 45 gramos─, lo que hace que casi nunca haya problemas de desnutrición proteica. No obstante, el desarrollo de los tejidos maternos y fetales exige de un considerable contenido proteico en la alimentación de la gestante, que se incrementa a medida que avanza el embarazo, en dependencia de los siguientes factores:

  • La cantidad de proteína destinada al desarrollo fetal, la formación de la placenta, y el crecimiento de los tejidos del útero, el pecho, la sangre y el tejido adiposo en la mujer gestante.
  • La eficiencia metabólica del organismo de la embarazada, necesaria para convertir la proteína de los alimentos, en estructuras corporales.
  • La variabilidad individual, en correspondencia a la talla de la madre y el feto.

Teniendo en cuenta todos esos factores se recomienda un incremento entre 15 y 25 gramos de proteínas diarias en la dieta de la embarazada.

Necesidades de ácidos grasos

Las necesidades de ácidos grasos se ven incrementadas durante el embarazo ya además de aportar energía, intervienen en muchos procesos relacionados con los cambios que se producen en la madre y la criatura. Téngase en cuenta que los lípidos intervienen activamente en las siguientes funciones:

  • Forman parte del tejido adiposo, de las membranas de las células y de la vaina de mielina del tejido nervioso.
  • Son necesarias en la formación de muchas hormonas.
  • Intervienen en la absorción y trasportación de las vitaminas (A, D, E y K).
  • El ácido graso docosahexaenoico ─DHA─ de la serie omega-3 favorece el desarrollo del tejido neural y de la retina de la criatura. El DHA se encuentra en el aceite de linaza, el salmón, el atún, la trucha, el camarón y las nueces.

De manera general en la dieta de la embarazada se deben incluir los siguientes tipos de ácidos grasos:

  • Grasas monoinsaturadas ─presentes en el aceite de oliva y los frutos secos─
  • Grasas poliinsaturadas de la serie omega-3 ─presente en los tejidos de pescados azules como el salmón, la sardina, los boquerones, el atún y la caballa, también lo contienen las semillas de linaza y los aceites de oliva, canola y soja─.
  • Grasas poliinsaturadas de la serie omega-6 ─presente en los aceites vegetales (girasol, maíz, soja, etcétera.), las nueces y el aguacate─.
  • Grasas saturadas contenidas en los productos lácteos enteros, las carnes y los huevos.

Necesidades de Hidratos de carbono

Para preservar otro de los principios básicos de la alimentación saludable, los hidratos de carbono deben aportar entre 50% y 55% de las necesidades energéticas de la embarazada.

Se recomiendan al menos cinco raciones diarias de carbohidratos ricos en nutrientes y fibra dietética, distribuidos a lo largo del día en las diferentes comidas, Por ejemplo: pan integral, arroz integral, cereales integrales, legumbres, hortalizas, tubérculos y frutas.

Se deben evitar los alimentos que aporten muchas energías, pero pocos nutrientes, como los refrescos, pasteles, bollería, mermeladas, exceso de azúcar añadido a la leche, el café o el té.

Necesidades de hidratos de carbono ricos en fibra dietética

La fibra dietética interviene en la disminución del tránsito intestinal, incrementa la frecuencia de evacuación y evita el estreñimiento, además ralentiza la absorción de azúcares y grasas ingeridas, lo que disminuye el aporte final de energía.

Se ha comprobado que el consumo adecuado de alimentos ricos en fibra durante el embarazo puede reducir los siguientes trastornos relacionados con la dieta de la embarazada:

  • El estreñimiento.
  • Los aumentos repentinos de azúcar en sangre y con ello la diabetes gestacional.
  • El aporte total de energía, lo que evita el aumento exagerado de peso.

Por todo ello se recomienda que las embarazadas consuman alrededor de 35 gramos diarios de fibra. Los alimentos ricos en fibra son: Los cereales integrales, legumbres y las verduras y frutas crudas.

Necesidades de agua

Durante el embarazo se incrementan los requerimientos de agua en la mujer debido al incremento del volumen plasmático, a la formación del líquido amniótico, al crecimiento del feto y a las pérdidas de agua y electrolitos por la depuración de los productos de desecho.

El agua también evita la deshidratación que pueden afectar a la madre y el bebé, sobre todo después de sufrir vómitos y náuseas. Además, conjuntamente con la fibra dietética, el agua contribuye a combatir el estreñimiento.

Las recomendaciones de agua durante el embarazo son las siguientes:

  • De dos a dos litros y medios diarios durante el primer trimestre de embarazo.
  • Tres litros diarios a partir del segundo trimestre y hasta el final del embarazo.


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