Alimentación para la lactancia (II)
La mayoría de las madres que incrementan moderadamente las ingestas de energía, proteínas, ácidos grasos saludables y carbohidratos complejos siguiendo una dieta equilibrada, logran satisfacer las demandas de vitaminas y minerales, sin embargo, algunas padecen deficiencias de ciertos nutrientes por diferentes razones, teniendo que producir la leche a costa de sus propias reservas, lo que puede perjudicar su estado de salud a corto, mediano y largo plazo.
En esta presentación conoceremos el papel destacado que juegan algunos micronutrientes en la dieta de la madre para preservar su salud y mantener la óptima calidad de la leche materna, con el fin de potenciar el desarrollo físico, emocional y cognoscitivo de la criatura.
Necesidades de vitaminas
La concentración de la mayoría de las vitaminas en la leche materna depende de sus niveles en el organismo de la madre, por lo que una insuficiencia materna conduciria a una deficiencia en el lactante. Por ello sus ingestas durante la lactancia deben ser superiores a las de cualquier otra etapa en la vida de la mujer.
Vitaminas liposolubles
Vitamina A: Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 1300 µg/día (microgramos diarios) de vitamina A, esta cantidad es considerablemente superior a la recomendada para cualquier otra etapa de la vida de la mujer.
La vitamina A es esencial para la buena visión y el mantenimiento del sistema inmune, interviene en la protección del tejido epitelial ─la piel, las uñas, las mucosas respiratorias, etcétera─ y participa en la elaboración de enzimas en el hígado y de hormonas. Los carotenos (provitamina A) constituyen un poderoso antioxidante.
Las deficiencias de vitamina A en el lactante provocan alteraciones inmunológicas, aumentando los riesgos de padecer infecciones respiratorias y diarreicas, sus carencias más graves pueden provocar ceguera.
Vitamina D: El contenido de vitamina D en la leche materna es reducida. Los déficits de vitamina D son frecuentes en las madres lactantes ya que sus niveles dependen sobre todo de la exposición a la luz solar. Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 15 µg/día (microgramos diarios) de vitamina D.
La vitamina D es imprescindible para la salud del sistema óseo, ya que favorece la mineralización de los huesos. Sus deficiencias en el lactante pueden retardar el crecimiento.
Vitamina E: Los altos niveles de vitamina E en la leche materna se relacionan principalmente con altos contenidos de ácidos grasos poliinsaturados en la dieta de la madre. Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 17 mg/día (miligramos/diarios) de vitamina E, esta cantidad es superior a la recomendada para cualquier otra etapa de la vida de la mujer.
La principal función de la vitamina E es actuar como antioxidante en las células, facilitando la adecuada nutrición y regeneración de los tejidos, además interviene en la síntesis de sistemas enzimáticos que modulan la formación de la hemoglobina.
Los déficits de vitamina E en el lactante pueden provocar destrucción de los glóbulos rojos, anemia y degeneración muscular.
Vitaminas del grupo B
Las recomendaciones nutricionales para la madre lactante de las principales vitaminas del grupo B aparecen en la siguiente tabla.
Dentro de este grupo se destacan por su importancia:
- Vitamina B₆ (piridoxina): Las deficiencias graves de esta vitamina en la madre y el lactante pueden provocar diferentes dermatitis y anomalías neurológicas, que pueden incluyen neuritis periféricas.
- Vitamina B9 (ácido fólico): Interviene en la formación de las células sanguineas, por ello es considerado un elemento antianémico. Sus deficiencias pueden provocar mala absorción de nutrientes, trastornos digestivos y anemia.
- Vitamina B₁₂ (cobalamina): Las deficiencias graves de esta vitamina en el lactante pueden provocar anemia y trastornos neurológicos a corto y largo plazo. Las concentraciones de cobalamina en mujeres estrictamente vegetarianas ─veganas─ generalmente son bajas ya que esta vitamina solo existe en alimentos de origen animal.
Vitamina C y colina
Vitamina C (ácido ascórbico): Tiene propiedades antioxidantes, favorece la absorción del hierro, contribuye al mantenimiento de los tejidos, colágeno, cartilagos, huesos, dientes y encias e interviene en la cicatrización de las heridas y el funcionamiento del sistema inmune.
La concentración de vitamina C en la leche de madres fumadoras y diabéticas puede verse reducida, por lo que en su dieta deben priorizar el consumo de frutos cítricos. Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 85 mg/día (miligramos/diarios) de vitamina C, esta cantidad es superior a la recomendada para cualquier otra etapa de la vida de la mujer.
La colina: Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 550 mg/día (miligramos/diarios) de colina, esta cantidad es superior a la recomendada para cualquier otra etapa de la vida de la mujer.
La colina es necesaria para formar las membranas que rodean las células del organismo. También se le confiere un papel importante en el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso, involucrándose en la regulación de la memoria, el estado anímico, y el control muscular entre otras funciones.
Necesidades de minerales
Calcio: Durante la lactancia la madre continúa teniendo elevadas las necesidades de calcio, una ingesta deficiente de éste mineral comprometeria el tejido óseo materno. Durante la lactancia el papel del calcio es fundamental para el desarrollo del tejido óseo del niño. Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 1300 mg/dia(miligramos/diarios) de calcio, la misma cantidad recomendada durante el embarazo.
Para satisfacer las necesidades maternas de calcio, se recomiendan consumir entre 4 y 5 porciones diarias de productos lácteos, como leche descremada, queso descremado y yogur.
Hierro: La lactancia materna favorece el retraso de la menstruación y por tanto contribuye a incrementar la disponibilidad de hierro en el organismo de la madre. Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 18 mg/día (miligramos/diarios) de hierro, el mismo valor recomendado durante el embarazo.
Las deficiencias de hierro durante la lactancia materna provocan anemia y afectan la función inmunitaria de la madre.
Yodo: La cantidad de yodo presente en la leche materna está directamente relacionada con la ingesta materna. Las necesidades de yodo de la madre durante la lactancia materna son considerablemente superiores a las de cualquier otra etapa de la vida, ya que el yodo es necesario para la síntesis de las hormonas tiroideas de la madre y del lactante, además, interviene en el desarrollo cerebral del niño. Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 155 µg/día (microgramos/diarios) de yodo, esta cantidad es superior a la recomendada para cualquier otra etapa de la vida de la mujer.
Zinc: Las concentraciones de zinc en la leche materna no son altas, sin embargo, son suficientes para cubrir las necesidades del lactante debido a su alta biodisponibilidad. Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 25 mg/día (miligramos/diarios) de zinc, esta cantidad es superior a la recomendada para cualquier otra etapa de la vida de la mujer.
El zinc es esencial para el crecimiento, la inmunidad celular y para la formación de enzimas, interviene en el sentido del gusto, el olfato y la visión.
Selenio: La cantidad de selenio presente en la leche materna está muy relacionada con la ingesta materna. Se recomienda que la madre reciba durante la lactancia 75 µg/día (microgramos/diarios) de selenio, esta cantidad es considerablemente superior a la recomendada para cualquier otra etapa de la vida de la mujer.
El selenio actúa como antioxidante, estimula la formación de anticuerpos en la madre y el lactante y reduce los efectos tóxicos de los metales en sus organismos.
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