La gaseosa
Las gaseosas son bebidas con un alto consumo a nivel mundial, es del gusto de millones de personas y existen cientos de variedades de estos productos para el gusto de todos. Además son asequibles, por lo que podrás encontrarlas en cualquier tienda, supermercado y establecimientos gastronómicos.
Sin embargo las gaseosas contienen ingredientes y propiedades que pueden resultar perjudiciales a la salud humana, sobre todo si su consumo es excesivo. Para comprender en qué se basan los daños que puede ocasionarte el consumo desmedido de gaseosas y cómo podemos realizar un consumo moderado de estas para poder disfrutarlas, abordaremos sus características básicas en la siguiente guía, con el fin de que cuentes con la información necesaria a la hora de realizar una valoración objetiva sobre el uso de este producto.
¿Qué son las gaseosas?
Las gaseosas se pueden identificar también como sodas, refrescos o frescos y son bebidas elaboradas a base de agua carbonatada, cafeína, azúcares como fructuosa, sacarosa o ciclamato, ácidos, saborizantes, antioxidantes, colorantes y conservantes.
Existen infinidad de sabores para estas bebidas, las más populares son cola, limón, naranja y otras también conocidas como fresa, uva, cereza, vainilla, melón, etc.
Composición de las gaseosas
Agua: Las gaseosas están compuestas por aproximadamente un 90% de agua. Suelen emplear agua destilada, lo que elimina casi todos los minerales que la componen.
Azúcar: Las gaseosas poseen alta composición de azúcar refinada. Según la Organización Mundial de la Salud, por sus siglas OMS, la cantidad recomendada para adultos es de 30 gramos de azúcar al día, mientras que una lata de gaseosa no dietética de 325 ml contiene al menos 33 gramos de azúcar.
Edulcorantes artificiales: Las gaseosas dietéticas sustituyen el azúcar por edulcorantes artificiales, principalmente sacarina y aspartamo. La sacarina es un edulcorante no nutritivo que se emplea en bajas cantidades por es 300 veces más dulce que el azúcar, además el abuso de esta sustancia puede ser un desencadenante de cáncer. Por otro lado el aspartamo, 200 veces más dulce que la azúcar, también se emplea en bajas dosis.
Ácidos: Las gaseosas contienen ácidos para brindar la sensación refrescante a estos productos, a la vez que equilibran el sabor preservando el dulzor. Generalmente se emplean ácidos como el citrico, fosfórico y málico.
Cafeina: Las gaseosas son adictivas, y esto lo provoca no solo el azúcar (adicción a la glucosa), sino también la cafeína. Este compuesto es el que provoca el efecto estimulante que muchas veces buscamos al consumir gaseosas, ya que al estimular al sistema nervioso y aumentar la frecuencia cardiaca, mejora nuestra capacidad de atención y nos proporciona energía. La proporción de cafeína que suelen contener las latas de 325 ml de gaseosa es de 40 mg.
Dióxido de carbono: Este compuesto se introduce al agua bajo presión, provocando las burbujas que notamos al abrir y consumir las gaseosas.
Conservantes: Estos preservan el sabor de las gaseosas, sin embargo su empleo debe ser controlado pues se ha estudiado sus efectos a largo plazo como desencadenante de asma y erupciones cutáneas.
Saborizantes: Los saborizantes como su nombre indica son los responsables de los diferentes sabores que existen de gaseosas. Su origen puede ser natural o artificial.
Sodio: La composición de sodio presente en las gaseosas es de aproximadamente 20 mg-100 mg por cada 240 ml, en dependencia de la marca y del sabor de la gaseosa.
Colorantes: El colorante más utilizado es el caramelo, sin embargo existen infinidades de colores a emplear en estos productos, lo que los vuelve más comerciales y apetecibles al mercado.
Daños a la salud humana
Los primeros problemas que relucen al analizar la composición de las gaseosas es el alto nivel de azúcar que contienen. Esto es desencadenante de diabetes tipo II, obesidad, hipertensión, caries dentales y problemas renales. Por otro lado un exceso de cafeína es sumamente perjudicial, y está relacionada con la ansiedad, la hiperactividad y trastornos del sueño. Lo que empeora el panorama es que estas dos sustancias antes mencionadas, azúcar y cafeína son adictivas, lo que provoca que el consumidor no pueda, o le sea difícil de controlar las cantidades que ingiere.
Se ha demostrado también que otros componentes de las gaseosas pueden desarrollar problemas cancerigenos como ciertos edulcorantes artificiales, y los conservantes en cantidades desproporcionadas pueden actuar como desencadenantes de asma y problemas cutáneos.
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