Identificando tus estados emocionales primarios
Tus Autopistas Emocionales Habituales
A lo largo de nuestra vida, y a través de la repetición, todos desarrollamos una especie de "repertorio" emocional.
Se trata de un conjunto de estados de ánimo y reacciones emocionales a los que recurrimos con más frecuencia, casi de forma automática.
Estos son nuestros estados emocionales primarios o habituales.
Pueden ser estados que nos empoderan y nos sirven bien, como un optimismo natural o una tendencia a la gratitud.
Sin embargo, también pueden ser estados limitantes que nos causan problemas, como una propensión a la irritabilidad, la preocupación crónica o un sentimiento de melancolía de fondo.
El Ejercicio del Registro Diario
Identificar estas "autopistas" emocionales es un ejercicio de autoconciencia de un valor incalculable, ya que lo que es inconsciente no se puede cambiar.
Una metodología práctica y efectiva para sacar a la luz estos patrones es llevar un registro emocional diario durante un período de tiempo, por ejemplo, una semana.
El proceso es el siguiente:
- Elige un momento tranquilo al final del día.
- Reflexiona sobre tu jornada: Piensa en 5 o 6 situaciones o eventos significativos que hayas experimentado.
- Estos pueden ser grandes o pequeños, desde una reunión importante en el trabajo hasta una conversación con un amigo o un atasco en el tráfico.
- Anota la experiencia y tu reacción: Para cada situación, describe brevemente lo que sucedió (la experiencia) y, lo más importante, anota con precisión cuál fue tu reacción emocional inmediata.
- ¿Sentiste frustración, alegría, ansiedad, calma, resentimiento? Sé lo más específico posible.
- No olvides incluir cómo te sentiste justo al despertar por la mañana, ya que esto a menudo revela nuestro estado de ánimo de base.
Descubriendo los Patrones
Después de varios días de realizar este registro, empezarás a ver patrones emergentes con una claridad sorprendente.
Quizás descubras que tu reacción automática ante cualquier imprevisto es la ansiedad, o que un comentario crítico te sumerge inmediatamente en un estado de autocrítica, o que tu estado predominante es una sutil sensación de agobio.
La belleza de este ejercicio reside en su poder para hacer visible lo invisible.
Una vez que un patrón de reacción emocional, que antes era un reflejo inconsciente, se vuelve consciente, adquirimos el poder de intervenir.
En ese momento de conciencia, se abre una ventana de oportunidad para cuestionar ese patrón y, deliberadamente, elegir una respuesta diferente y más constructiva, una que esté más alineada con la persona que aspiramos a ser.
Es el primer paso esencial para rediseñar activamente nuestro paisaje emocional.
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