Empatía y compasión. definiciones y diferencias
Más Allá de la Simpatía. Entendiendo la Empatía
La empatía es una de las habilidades más sofisticadas y cruciales de la inteligencia emocional.
A menudo se confunde con la simpatía, pero son fundamentalmente diferentes.
La simpatía es sentir por alguien; es una sensación de lástima o pena ante el sufrimiento de otra persona, pero manteniendo una distancia emocional.
Es decir "pobre de ti".
La empatía, en cambio, es la capacidad de sentir con alguien.
Implica ir más allá de la observación y tratar de comprender y compartir la experiencia emocional de la otra persona desde su propio marco de referencia.
Es la habilidad de "ponerse en los zapatos del otro", de ver el mundo a través de sus ojos y sentir un eco de sus emociones en nuestro propio ser.
La empatía es el puente que nos permite cruzar el abismo que separa a un individuo de otro, creando una conexión humana genuina y profunda.
La Compasión. El Corazón en Movimiento
Si la empatía es el puente, la compasión es el acto de cruzarlo para ofrecer ayuda.
La compasión es la evolución natural de la empatía; es la empatía en acción.
No se detiene en la comprensión y el sentimiento compartido, sino que nos impulsa a actuar para aliviar el sufrimiento del otro.
Una persona compasiva no solo entiende el dolor de alguien.
Sino que se siente motivada a hacer algo al respecto, ya sea ofreciendo una palabra de consuelo, un hombro en el que llorar o una ayuda práctica.
La compasión transforma el "siento lo que sientes" de la empatía en un "estoy aquí para ayudarte".
Es un compromiso activo con el bienestar de los demás, nacido de una profunda conexión empática.
El Pilar Olvidado. La Auto-Compasión
A menudo, en nuestro afán por ser empáticos y compasivos con los demás, nos olvidamos de dirigir esa misma amabilidad hacia nosotros mismos.
La auto-empatía y la auto-compasión son fundamentales.
La auto-empatía es la capacidad de reconocer y validar nuestras propias emociones difíciles sin juicio.
La auto-compasión es tratarnos a nosotros mismos con la misma calidez, cuidado y comprensión que ofreceríamos a un buen amigo que está sufriendo.
Significa aceptar nuestra humanidad imperfecta, perdonarnos por nuestros errores y ofrecernos consuelo en momentos de fracaso o dolor.
Es imposible ofrecer compasión genuina y sostenible a los demás si nuestro propio pozo interior está seco.
Cultivar la auto-compasión no es un acto de egoísmo, sino una condición necesaria para tener la resiliencia y la energía emocional para poder estar verdaderamente presentes para los demás.
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