Técnicas de Escucha Activa: Parafrasear y Hacer Preguntas Abiertas
La técnica del parafraseo para confirmar la comprensión
Una de las herramientas más efectivas de la escucha activa es el parafraseo.
Esta técnica consiste en resumir y repetir con nuestras propias palabras lo que creemos que el interlocutor ha dicho, con el fin de aclarar el mensaje y asegurar que lo hemos entendido correctamente.
El proceso es simple pero poderoso: primero, se deja que el orador termine su idea sin interrupción; segundo, se reformula el contenido central de su mensaje ("Entonces, si no he entendido mal, lo que quieres decir es que..."); y tercero, se busca la confirmación del hablante.
Esta acción no solo previene malentendidos, sino que también le demuestra al orador que estamos genuinamente invertidos en su mensaje y que estamos haciendo un esfuerzo real por comprender su perspectiva.
Cómo formular preguntas abiertas para fomentar la elaboración
Lejos de ser una interrupción, hacer preguntas es una señal inequívoca de interés y un pilar de la escucha activa. Sin embargo, no todas las preguntas son iguales.
Las más efectivas son las preguntas abiertas, diseñadas para fomentar que el orador elabore y profundice en sus pensamientos y sentimientos.
Estas preguntas invitan a una respuesta expansiva en lugar de a un monosílabo.
Al formularlas, le damos al hablante la oportunidad de explorar su propio punto de vista con mayor detalle, lo que a menudo le ayuda a él mismo a clarificar sus ideas.
Esta técnica transforma una simple recepción de información en una conversación colaborativa y exploratoria.
La diferencia clave entre preguntas abiertas y cerradas
La diferencia fundamental entre los dos tipos de preguntas reside en el tipo de respuesta que provocan.
Las preguntas cerradas son aquellas que pueden responderse con un simple "sí" o "no", o con un dato único (p. ej., "¿Terminaste el informe?").
Son útiles para obtener confirmación rápida, pero tienden a cerrar el flujo de la conversación.
Por el contrario, las preguntas abiertas no pueden responderse con una sola palabra y exigen una explicación (p. ej., "¿Cómo te sentiste al trabajar en ese informe?").
Mientras que las preguntas cerradas buscan datos, las abiertas buscan comprensión, contexto y emoción, abriendo la puerta a un diálogo más rico.
Ejemplos prácticos para aplicar estas técnicas en una conversación
Imaginemos que un colega dice: "Estoy agotado. La presentación de mañana me está generando mucho estrés y no sé si estará a la altura".
Respuesta ineficaz (pregunta cerrada): "¿Estás nervioso?" (Respuesta probable: "Sí"). La conversación se detiene.
Respuesta eficaz (parafraseo): "Entiendo. Suena a que el cansancio se está juntando con la presión por hacer un buen trabajo en la presentación de mañana, ¿es así?". Esta respuesta valida sus sentimientos y confirma la comprensión.
Respuesta eficaz (pregunta abierta): "Lamento que te sientas así. ¿Qué aspecto de la presentación es el que más te preocupa?". Esta pregunta le invita a especificar y a compartir más detalles, abriendo un camino para una discusión constructiva.
Resumen
Una de las herramientas más efectivas es el parafraseo, que consiste en resumir con nuestras propias palabras lo que creemos que el otro ha dicho. Esta acción previene malentendidos y demuestra un esfuerzo real por comprender.
Hacer preguntas abiertas es un pilar de la escucha activa, pues fomenta que el orador elabore y profundice. Estas preguntas invitan a una respuesta expansiva, transformando una simple recepción de información en una conversación colaborativa y exploratoria.
Las preguntas cerradas (ej. "¿Terminaste el informe?") se responden con "sí" o "no" y tienden a cerrar la conversación. Las abiertas (ej. "¿Qué aspecto te preocupa más?") buscan comprensión, contexto y emoción, abriendo la puerta a un diálogo más rico.
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