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La ecucha activa en el coaching

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Transcripción La ecucha activa en el coaching


Se trata de demostrar que estás prestando atención, comprender y captar el mensaje en su totalidad desde tu perspectiva personal.

Escuchar activamente requiere un esfuerzo mental y físico para entender el significado completo del mensaje, abarcando contenido, sentimientos y emociones.

El cerebro puede procesar entre 350 y 700 palabras por minuto, pero la capacidad de procesar la información verbal solo alcanza alrededor de 130 palabras por minuto, lo cual deja espacio para procesar pensamientos adicionales sobre el contenido.

La escucha activa es fundamental para reducir tensiones, siendo una herramienta clave en el coaching para calmar a las personas y fomentar la cooperación, ya que las personas suelen colaborar más cuando se sienten escuchadas.

Para mejorar las habilidades de escucha, es crucial estar física y mentalmente preparado: mantener una postura relajada, establecer contacto visual y facial, y mostrar interés son aspectos importantes. Además, escuchar el tono, el contenido, mantener una mente abierta, concentrarse y hacer preguntas adecuadas también son fundamentales.

Aspectos que favorecen la escucha activa

Actitud mental adecuada. Estar listo para escuchar, identificar los mensajes, los sentimientos y los objetivos. Comunicar que estás prestando atención a través de expresiones verbales (“entiendo”, “Umm”) y señales no verbales (inclinación ligera del cuerpo hacia adelante, gestos, contacto visual).

Evitar distracciones. La atención tiende a fluctuar durante una conversación, comenzando alta, disminuyendo a la mitad y volviendo a aumentar hacia el final. Es importante mantener una buena concentración, especialmente cuando la atención empieza a decaer:

  • No interrumpir al hablante.
  • Evitar emitir juicios.
  • No proporcionar soluciones o ayuda prematura.
  • No desestimar los sentimientos del otro, evitando frases como “no te preocupes, no es nada”.
  • No desviar la conversación hacia tus propias experiencias mientras el otro habla.
  • No presentar contraargumentos. Por ejemplo, si alguien dice “me siento mal”, evita responder con “yo también”.
  • Evitar el síndrome del experto. No ofrezcas soluciones antes de que la persona haya explicado completamente el problema.

Frases como: “no quiero oír eso de nuevo”, “¿cómo puedes pensar eso?” o señales no verbales como alejarse o evitar el contacto visual, pueden indicar un rechazo a la comunicación.

Técnicas y habilidades de la escucha activa

Empatía: Esta habilidad nos permite entender y sentir el punto de vista de los demás, sin necesidad de estar de acuerdo. Usar frases como “entiendo cómo te sientes” puede ser útil. El contacto físico puede ser relevante, pero debe usarse con cuidado, ya que algunas personas pueden considerarlo intrusivo.
Parafrasear: Consiste en expresar con tus propias palabras o confirmar lo que la otra persona ha dicho. Esto ayuda a asegurar que compren


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