Aceptando los errores: parte del proceso de aprendizaje

Interiorización

Uno de los aspectos más importantes, tanto de este tema como de los anteriores, es la interiorización de la información. Uno nunca debe simplemente aprenderse las cosas de memoria, por el contrario: siempre es necesario intentar comprender a fondo aquello que se nos presenta. Cuando se hace un ejercicio real de análisis estamos mejor preparados para poner en práctica lo aprendido, además de que somos capaces de memorizarlo sin hacer el esfuerzo, ya que aquello que interiorizamos se queda con nosotros.

Frases comunes que decimos cuando cometemos un error

• No he sido yo

• Bueno, pero nadie es perfecto

• No estoy arrepentido

• El/La culpable ha sido él/ella

• Todos cometemos errores

• Es verdad, me he equivocado, pero tú también

Todas estas son frases que esconden un no reconocimiento real del error, pues solo lo aceptamos a medias (o no lo aceptamos en lo absoluto) e intentamos desviar la atención a otro lado, de manera que nuestra falta pase desapercibida. Como consecuencia, no solo no seremos capaces de enmendar el daño hecho, sino que cada vez nos será más difícil tan siquiera identificar cuándo estamos cometiendo un error.

Cometer un error no es un símbolo de debilidad

A pesar de que todos nos equivocamos, uno de los mitos más difundidos es la idea de que cometer un error implica que somos débiles o poco capaces, cuando la verdad es que incluso los hombres y mujeres más habilidosos han tenido que pasar por un gran número de errores antes de alcanzar el éxito. Quizás te resulte provechoso indagar en la vida de alguien que admires, para así descubrir algunos de los errores que han cometido.

La famosa actriz Meril Streep, por ejemplo, reconoció haber cometido el error de no conocer lo que valia como profesional, lo que la llevó a aceptar una baja remuneración por sus primeros trabajos. Solo después de aceptar que de ella dependia su éxito y analizar que las causas reales de sus bajos ingresos se debian a una valoración errónea de si misma se convirtió en una de las actrices mejor pagadas de Hollywood.

Únicamente mediante el reconocimiento de los errores podemos realmente crecer en cualquiera de los aspectos de nuestra vida. Una de las mejores formas de expresar la importancia de los errores es en palabras del físico mundialmente reconocido Albert Einstein:

• “Una persona que nunca ha cometido un error nunca intenta nada de nuevo.”

¿Qué hacer ante un error?

• Reconocerlo: El primer paso es identificar que hemos cometido un error, darnos cuenta de que alguna de nuestras decisiones no es idónea, o correcta, o tan siquiera necesaria.

• Aceptarlo: Luego debemos aceptar, ya sea ante nosotros mismos, si el error nos afecta únicamente a nosotros, o ante los demás, si el error afecta a las personas que nos rodean, que hemos cometido un error. Decir: “Si, me he equivocado”, y ya, sin agregar ninguna de las otras cosas que decimos para disminuir nuestras fallas.

• Analizarlo: Este es un paso muy importante, pues solo analizando el error cometido podemos llegar a una verdadera comprensión de las causas que lo condicionaron. Es aquí que nos detenemos a pensar en cómo y cuándo hemos cometido un error, y qué podriamos hacer para evitar que se repita en el futuro.

• Poner en práctica una nueva estrategia de comportamiento para no volverlo a cometer: Finalmente, después de analizar nuestro error y de definir una nueva estrategia a seguir, podemos emplear todo lo aprendido para asegurarnos de no volver a equivocarnos de la misma forma.

Digamos que siempre que tenemos que llegar temprano a algún lugar se nos pasa la hora, ya que no escuchamos el despertador o lo apagamos sin darnos cuenta. Cada vez que esto sucede nos enojamos mucho y decimos cosas del tipo “¿Qué pasa con este despertador que no suena?”, o “Esto es culpa de mi hermana por obligarme a quedarme despierta hasta tarde viendo esa película con ella.” El resultado es que, al negarnos a reconocer nuestra propia responsabilidad, seguiremos levantándonos tarde.

Cada vez que posponemos el reconocimiento de un error, estamos posponiendo su solución. La consecuencia concreta de no aceptarnos como únicos responsables de levantarnos tarde, en este caso, es que ponemos en peligro la efectividad de cualquiera de nuestras actividades, sin hablar del daño que causamo

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