Un niño/a no necesita un móvil, un niño/a necesita
La Presión Social vs. las Necesidades Reales del Desarrollo
Vivimos en una sociedad donde la entrega del primer smartphone se ha convertido en un rito de paso social.
La presión es doble: la del propio menor ("Todos mis amigos tienen uno") y la de los padres (la falsa sensación de seguridad de tenerlo localizado).
Este punto se centra en desafiar esta premisa: ¿un niño realmente "necesita" un móvil? La respuesta desde el punto de vista del desarrollo es un "no" rotundo.
Un niño no necesita un terminal de acceso ilimitado a internet, con los riesgos que conlleva (acceso a pornografía, grooming, ciberacoso).
Lo que un niño necesita para su correcto desarrollo psicoafectivo son cosas mucho más fundamentales que la tecnología no puede sustituir: sentido de pertenencia, afecto, seguridad, límites y juego.
La tecnología, y el móvil en particular, se ha convertido a menudo en un sustituto fácil de estas necesidades (un "chupete digital").
Lo que SÍ Necesita un Niño: Conexión Humana y Juego
Lo que un niño necesita fundamentalmente es conexión humana real.
Necesita la presencia de sus padres: tiempo de calidad no interrumpido donde se sienta visto, escuchado y valorado.
Necesita juego libre y no estructurado, preferiblemente al aire libre, para desarrollar su creatividad, sus habilidades motoras y su capacidad de negociación con otros niños.
El móvil, por el contrario, fomenta el sedentarismo y la recepción pasiva de estímulos.
Necesita límites y normas claras de sus cuidadores, que le proporcionen la seguridad de un entorno predecible.
Necesita aburrirse; el aburrimiento es el caldo de cultivo de la creatividad y la introspección, y los dispositivos digitales han eliminado el aburrimiento, sustituyéndolo por un flujo constante de dopamina barata.
Necesita dormir las horas necesarias, algo que el uso de pantallas nocturnas interfiere directamente.
Retrasar la Entrega y Ofrecer Alternativas
Este enfoque no es tecnófobo, sino "tecnoprudente".
Aboga por retrasar la entrega del smartphone (el móvil con conexión a internet y redes sociales) lo máximo posible.
La madurez cerebral para gestionar los impulsos, la presión social y la complejidad moral de internet no se alcanza plenamente hasta bien entrada la adolescencia.
Si la necesidad es la comunicación o la localización, existen alternativas al smartphone: un teléfono básico (solo llamadas y SMS) o un reloj inteligente con GPS y llamadas limitadas a núm
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