Tipos de observadores que nos podemos encontrar
El Observador Pasivo (El Espectador Silencioso)
La categoría más numerosa en cualquier dinámica de acoso es la del observador pasivo.
Este individuo, o grupo de individuos, presencia la agresión, entiende que está mal, pero decide activamente no intervenir.
La motivación principal de esta pasividad no suele ser la maldad o el acuerdo con el agresor, sino el miedo.
El observador pasivo teme las represalias; sabe que si interviene, corre el riesgo de convertirse en el nuevo foco de la agresión.
También puede experimentar una "difusión de la responsabilidad": al estar en un grupo, piensa que "seguramente otro hará algo" o que "no es asunto suyo".
Aunque no participan directamente, la inacción de estos observadores es interpretada por el agresor como una forma de consentimiento tácito.
Su silencio valida la conducta del acosador y refuerza la sensación de indefensión de la víctima.
Para la víctima, el silencio de sus compañeros es profundamente doloroso, interpretándolo como una traición o la confirmación de que no merece ser defendida.
La pasividad, por tanto, es una forma de complicidad indirecta que perpetúa el ciclo del acoso.
Los Refuerzos y Ayudantes del Agresor
Este grupo de observadores sí toma un rol activo, pero en favor del acosador. Los "refuerzos" (o reinforcers) no inician la agresión, pero la alientan.
Son los que se ríen de la "broma", los que jalean al agresor, los que graban la situación con sus móviles o los que miran con expectación. Su función es dar al agresor una audiencia y el estatus social que busca.
Al reírse, comunican al agresor que su comportamiento es aceptable o incluso admirable, y a la víctima, que su sufrimiento es un espectáculo. Un paso más allá están los "ayudantes" (o assistants).
Estos participan activamente en el acoso, pero siempre bajo el liderazgo del agresor principal.
Pueden ser los que sujetan a la víctima, los que roban sus pertenencias para entregárselas al líder, o los que participan en la exclusión social para ganarse el favor del acosador.
Actúan por deseo de pertenencia al grupo dominante, por miedo al líder o por una combinación de ambos, pero su participación es directa y contribuye activamente al daño infligido.
El Observador Defensor (El Agente de Cambio)
Aunque menos frecuente, el observador defensor es el rol crucial para desarticular el acoso.
Este individuo decide romper el consenso del silencio y actuar en favor de la víctima.
Esta defensa puede tomar muchas formas, no siempre siendo una confrontación directa.
Un defensor puede intervenir en el momento, diciendo al agresor que pare, o puede apoyar a la víctima en privado (consolándola, escuchándola, validando sus sentimientos) o buscar ayuda de un adulto (profesor, tutor) de manera discreta pero efectiva.
La figura del defensor es vital porque rompe el desequilibrio de poder. Demuestra al agresor que su conducta no es universalmente aceptada y, lo más importante, le muestra a la víctima que no está sola.
La intervención de un solo defensor a menudo es suficiente para que otros observadores pasivos se animen a actuar, cambiando la dinámica del grupo de una de complicidad a una de protección.
Resumen
Los observadores pasivos son la mayoría; son testigos silenciosos del acoso. No intervienen por miedo a represalias o por pensar que no es su responsabilidad, pero su inacción valida al agresor
Otros observadores son activos: los "refuerzos" animan al agresor con risas, y los "ayudantes" participan en la agresión. Ambos roles buscan ganar estatus o pertenencia al grupo dominante
El observador "defensor" es quien rompe el silencio. Puede confrontar al agresor, consolar a la víctima o buscar ayuda adulta. Su acción es clave para romper el desequilibrio de poder
tipos de observadores que nos podemos encontrar