Preguntas principales sobre el ciberacoso
¿Por qué no lo bloquea y ya está? (La complejidad de la víctima)
Esta es la pregunta más frecuente que se hacen los adultos que no comprenden la dinámica del ciberacoso.
La solución "simplemente bloquéalo" o "cierra la cuenta" rara vez funciona y, además, culpabiliza a la víctima.
En primer lugar, el agresor puede crear infinitas cuentas nuevas o atacar desde números desconocidos, convirtiendo el bloqueo en un juego inútil.
En segundo lugar, el agresor suele ser alguien del entorno cercano (compañero de clase), y la víctima tiene un miedo fundado a las represalias físicas en el mundo real si el agresor descubre que ha sido bloqueado.
Además, para un adolescente, su red social es su principal vehículo de socialización.
Pedirle que "cierre la cuenta" es equivalente a pedirle que se aísle socialmente de sus pares, que deje de existir en su mundo.
Esto supone un doble castigo: no solo es acosado, sino que además se le penaliza desconectándolo de su red de apoyo.
La víctima a menudo prefiere monitorizar lo que el acosador dice (aunque le duela) a vivir en la incertidumbre de no saber qué se está publicando sobre ella.
¿Es mi hijo el acosador? (Señales del agresor)
Es una pregunta que todos los padres deberían hacerse. Un menor no tiene que ser "malo" para convertirse en ciberacosador; a veces lo hace por imitación, por presión de grupo o por no entender la gravedad de sus actos.
Las señales de que un hijo podría estar ejerciendo ciberacoso incluyen un comportamiento secretivo y protector con sus dispositivos (cierra pantallas bruscamente cuando entra un adulto, no suelta el móvil, usa contraseñas que antes no usaba).
Otras señales son más sutiles: se ríe excesivamente al mirar el móvil pero no quiere compartir el motivo, utiliza múltiples cuentas en redes sociales o tiene una falta de empatía notable hacia las noticias o historias sobre el sufrimiento ajeno.
Puede mostrar una actitud de "todo vale" o "es solo una broma" cuando se le confronta por un comentario hiriente.
Un aumento en su popularidad o en su agresividad verbal en casa también pueden ser indicadores de que está replicando dinámicas de poder online.
¿Qué diferencia hay entre una broma y el ciberacoso?
La línea es muy clara y se basa en dos factores: la recepción y la repetición. Una broma es una interacción puntual que es divertida para todas las partes implicadas.
Si una persona (el receptor) no se ríe, se siente humillada o pide que paren, y la acción continúa, deja automáticamente de ser una broma y se convierte en acoso.
El ciberacoso no es mutuo; es unidireccional. El argumento de "yo solo estaba bromeando" es la excusa más habitual del acosador para invalidar los sentimientos de la víctima y evadir su responsabilidad.
La intencionalidad del agresor es irrelevante si el resultado es el daño de la víctima.
El ciberacoso, además, es repetitivo: la "broma" se perpetúa en el tiempo, se comparte y se utiliza sistemáticamente para degradar a la misma persona.
El humor busca la risa compartida; el acoso busca la humillación de uno para la diversión de otros.
Resumen
Preguntar por qué la víctima no bloquea al agresor es culpabilizarla. El acosador puede crear cuentas nuevas y la víctima teme represalias físicas si le bloquea, además de suponer un aislamiento social
Un hijo puede ser el agresor si es muy reservado con sus dispositivos, se ríe solo y oculta sus pantallas, o usa múltiples cuentas. Una falta de empatía o justificar sus actos como "bromas" son señales
Una broma es divertida para todos; el acoso no. Si el receptor se siente humillado y la acción continúa, es acoso. El argumento de "era una broma" es la excusa del agresor
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