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La mente y espíritu

La mente y el espíritu pudiesen ser temas que a simple vista pareciesen imposibles de vincular con la nutrición, pero nada está más lejos de la realidad. Cuando hablamos de mente entra en juego tanto la mentalidad que adoptamos a la hora de enfrentarnos a un cambio de alimentación, como el estado de nuestro sistema nervioso central al asumir este reto. Sobre estos dos aspectos hoy se cuenta con muchos estudios científicos. El sistema nervioso central es fundamental a la hora de bajar de peso o mejorar nuestro estado de salud.


Se ha comprobado que el estrés provoca que aumente el grado de excitación y alarma en el organismo, activando el sistema simpático, que es el lado del sistema nervioso que nos prepara para defendernos ante una amenaza. Esto provoca disímiles daños a nuestra salud, pero para que quede claro qué tanto daño le puede hacer a una persona que intenta perder peso, basta con ilustrar que este fenómeno dispara los niveles de glucosa desde las reservas del organismo, por lo que aumenta nuestra grasa corporal al entrar en contacto la glucosa con la insulina del cuerpo. Otra manifestación de lo anterior es el aumento del estreñimiento, problemas de digestión y falta de sueño,


El espíritu aquí cumple con el papel de mediar como esa fuerza cognoscitiva que nos permite apreciar de forma diferente a la nutrición. Una visión más espiritual nos permitirá ver a los alimentos como algo más que calorías o nutrientes, se basa en tener un conocimiento pleno de lo que comemos, de la forma en que nuestro organismo interactúa con los alimentos y del estado mental en el que nos encontramos. Es la parte del sistema que nos conecta con la salud, más allá de la pérdida de peso o de mejorar nuestra apariencia física.



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