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No aconsejes cuando tu hijo no lo desea - fomentar autonomia hijos
Mirada inicial en su educación primaria, desde sus comienzos lingüísticos hasta su primer día de escuela, los cambios se suceden ante los ojos asombrados de los padres. Aunque cuando son pequeños disfrutan escuchar a sus papás, llega el momento en que no quieren escucharlos, ya que, como seres humanos en desarrollo, desean ser independientes. Es entonces cuando los padres deben actuar con sentido común, comprensión y amor, acompañando, desde el respeto, a ese ser único que una vez mecieron en sus brazos, y que ahora necesita volar para encontrar su lugar en el mundo.
Criar a los hijos, respetando los rasgos que distinguen su personalidad, requiere de estrategias inteligentes por parte de los padres, especialmente cuando se trata de niños tercos o rebeldes que no aceptan consejos. Aunque a veces resulte difícil de aceptar, estudiosos del tema aseguran que solucionar este tipo de situaciones depende completamente de los padres, quienes deben aprender a relacionarse con este tipo de niños.
Algunas cosas importantes a tener en cuenta son:
Cuando los padres aprenden a reconocer las características de este tipo de niño, se dan cuenta de que no son niños malos, sino que requieren de enfoques más sutiles para guiar adecuadamente su educación. Establecer normas y rutinas claras en casa resulta beneficioso, ya que ayudan a establecer límites que el niño debe respetar y les permite, desde temprana edad, comprender el sentido de justicia, lo cual les beneficia en gran medida.
A veces, el amor incondicional que los padres sienten por sus hijos no siempre es correspondido de la misma manera. A medida que los hijos atraviesan diferentes etapas de su infancia y adolescencia, los padres deben encontrar un equilibrio adecuado para guiarlos, especialmente cuando se enfrentan a hijos que rechazan abiertamente la orientación paterna. En momentos como estos, la importancia de encontrar soluciones efectivas recae en las manos de los propios padres, trazando un camino inteligente que permita remodelar el comportamiento de los hijos para su propio bienestar y el de toda la familia.
Aquí hay algunas pautas valiosas al alcance de todos los padres:
Es fundamental destacar que la violencia, en ninguna de sus manifestaciones, contribuye al proceso educativo. Someter a los hijos a la obediencia a través de la coacción y el maltrato genera individuos tímidos, resentidos y heridos, que difícilmente podrán alcanzar el éxito en su vida adulta, porque crecen con temor a expresar sus ideas, lo cual obstaculiza el desarrollo de su creatividad y les niega la oportunidad de cometer errores y aprender de ellos.
Cada niño es una persona única, y es responsabilidad de los padres cuidar de ellos y moldear su personalidad para que, una vez alcancen la edad adulta, contribuyan a la sociedad con su riqueza y diversidad, de la cual todos disfrutamos y somos parte. Aunque pueda parecer más fácil criar a un niño con una personalidad tranquila y sumisa, los padres deben comprender que todos los seres humanos aprendemos a través de un proceso constante de mejora.
Cuando los hijos ignoran los consejos de sus padres debido a tener una personalidad fuerte, no significa que no los amen, sino que requieren habilidades que los padres no siempre aplican en la crianza. Criar a un hijo con una personalidad fuerte es más un ejercicio de pensamiento que de autoritarismo. A medida que crecen, desean explorar el mundo y poner a prueba sus capacidades.
La adolescencia, con sus cambios emocionales y la fuerte influencia del grupo de amigos, impone que los padres fomenten, inteligentemente, el acercamiento con sus hijos. Deben confiar en el poder del afecto, demostrar respeto y confianza hacia ellos, cooperar en familia y permitir que los sorprendan. No hay que olvidar que muchas personas ilustres de la historia también fueron niños con inquietudes y comportamientos peculiares.