Evolución del cerebro humano para las técnicas de estudio
Para comprender de forma efectiva las técnicas de aprendizaje, es fundamental conocer nuestro cerebro. Este es uno de los órganos más complejos que posee el cuerpo humano, al punto de que tarda mucho más que otros en desarrollarse. El cerebro está presente en casi todo animal, no solo en el ser humano, sin embargo su estructura y desarrollo dista mucho del nuestro, el que para llegar a su estado actual de complejidad tuvo que evolucionar a lo largo de millones de años.
Conocer el proceso evolutivo de nuestro cerebro no fue tarea fácil; debemos tener en cuenta que este órgano está compuesto por tejido blando, por lo que es susceptible al paso del tiempo ya que en vez de fosilizarse como los huesos, este se pudre y eventualmente desaparece sin dejar rastros útiles para la ciencia.
En la presente lección te invitamos a conocer los pormenores del proceso evolutivo del cerebro y cómo fue posible su estudio.
Paleoneurología
La paleoneurología es la ciencia dedicada al estudio del cerebro, centrándose específicamente en el análisis de su estructura en siglos pasados. Esta determinó que para conocer el grado de evolución de un cerebro, se debía atender a su capacidad craneal, que no es más que la cantidad de volumen cerebral que poseía el sujeto en cuestión.
Cuestiones como esta, el nivel de irrigación sanguínea y la morfología del cerebro, nos permitió conocer las especies más avanzadas de hace millones de años.
Ardipithecus ramidus
Uno de los antepasados más remotos de los que se tiene constancia es el ardipithecus, un ser con marcados rasgos simiescos y con un cráneo similar en tamaño al de este animal. Las cifras demuestran que mientras que el tamaño de la cavidad craneal de los chimpancés es de 280- 500 cm cúbicos, el del ardipithecus era de 350.
A pesar de su precario desarrollo, encontramos rasgos que destacan indicios de evolución, pues esta especie vivía en colectividad y era bípeda.
Australopithecus afarensis
Esta especie, aunque más avanzada que la anterior, poseía rasgos muy primitivos. Su capacidad craneal no superaba los 500 cm cúbicos, que como explicamos anteriormente se encuentra en el rango de los chimpancés. Aun así, se tienen evidencias de cierto grado de complejidad en relación a su antecesor, ya que contaba con cavidades aéreas cuya función era proteger el encéfalo.
Como es de esperarse, sus capacidades cognitivas eran muy limitadas, como mismo sus habilidades para razonar, recordar, comunicar, planificar, etc.
Homo habilis
De esta especie se cuenta con más información que sus predecesoras. Su capacidad craneal de hasta 640 cm cúbicos, le permitía desarrollar habilidades más complejas, lo que se reflejaba en las actividades que realizaban como por ejemplo la construcción de rudimentarias herramientas de trabajo. Esto es importante, ya que detrás de una creación, por más sencilla y básica que esta resulte, existe un proceso de análisis, planificación y coordinación, lo que en el homo habilis constituían señales de evolución.
Homo erectus
El homo erectus fue una especie avanzada, dominaba y el fuego y lo utilizaba en su beneficio; asimismo realizaban actividades de supervivencia, como la caza, en colectivo. Poseían un lóbulo frontal más desarrollado, así como los occipital, temporal y parietal. Su capacidad craneal oscilaba entre los 800-1000 cm cúbicos.
Homo neanderthalensis
Los neandertales fueron una especie bastante avanzada. De esta se cuenta con mucha más información por ser más relativamente contemporánea que el resto, de hecho se tiene constancia de que convivieron con nuestra especie durante siglos. Su capacidad craneal era de hasta 1900 cm cúbicos, que le permitieron desarrollar un lenguaje más complejo para comunicarse.
Homo sapiens
Finalmente llegamos a nuestra especie, siglos de evolución permitieron que el hombre desarrollara a la par sus rasgos biológicos y sus capacidades cognitivas y comunicativas. El arte fue un paso de avance importante del homo sapiens, ya que previamente no se cuenta con datos de esta manifestación. Desarrollamos también funciones cognitivas más avanzadas que nos permitieron razonar y abstraernos. La capacidad craneal del homo sapiens oscila entre los 1300 a 1800 cm cúbicos
