El respeto, debe ser visto como uno de los valores más importantes a inculcar en nuestros hijos desde las edades más tempranas. El respeto es el pilar de la vida en sociedad y es la cara que ilustra el nivel de educación que hemos recibido en nuestro círculo familiar. Es necesario que aprendamos a sembrar este importante valor, desde el reflejo de nuestro propio actuar. Nuestros hijos replican lo que ven casa, aprenden de nuestros modales y nos toman como paradigma en su comportamiento. Es por ello que la mejor forma de educar, es comenzar por autoeducarnos.
Durante el desarrollo de la presente guía, estaremos abordando el principio del respeto dentro de las relaciones intrafamiliares, como herramienta de utilidad en la formación de nuestros menores y en la implantación de las normas y hábitos de conducta social.
El respeto es la vía más rápida hacia la tolerancia. Tolerar no es más que entender que aunque existan cosas que no nos gusten o criterios que no compartamos, la vida en sociedad requiere también de la pluralidad de conductas y expresiones. No todo lo correcto se encuentra dentro de nuestro marco moral, las características de un individuo no deben de ser un impedimento en nuestras relaciones siempre que no atenten contra nuestro bienestar personal. Respetar a cada persona tal y como es y no intentar cambiarlo más allá de lo que nos concierne, es la muestra más grande de respeto que podemos dar.
Si no somos capaces de respetar a nuestros hijos no podemos esperar que ellos lo hagan en un futuro con sus compañeros o con las demás personas con las que interactúan. Enseñarles a los menores desde las edades más tempranas el valor del respeto, garantizará la formación de personas con una gran adaptabilidad social, que sean capaces de relacionarse en sociedad desde la aceptación y no desde el odio o la discriminación.
Otra de las maneras más eficientes a la hora de enseñar el valor que tiene el respeto para la vida en sociedad, es la de aprender a exigir respeto de otras personas. El respeto no es solo para otorgarlo, sino también para reclamarlo cuando este ha sido vulnerado. Exíjale respeto a sus hijos cuando estos son irrespetuosos, pero enséñele a reclamar su respeto cuando el que se equivoca es usted. La relación padres-hijos no es equilibrada, no es un secreto que la autoridad de los padres se impone con gran facilidad, pero tener la autoridad no es una licencia abierta para ser irrespetuosos y luego exigir que nos traten con respeto.
La relación autoridad respeto debe ser entendida desde edades tempranas. Los padres que abusan de la autoridad sobre sus hijos y terminan siendo irrespetuosos, están transmitiendo la enseñanza de que el hecho de tener poder sobre alguien, nos da vía libre para tratarlo como deseemos y exigir luego un trato adecuado. Sucede que esta conducta puede ser replicada por su hijo, ya sea en la posición de poder como en la de subordinado. Si su hijo luego es el jefe de alguna empresa, replicará este comportamiento hacia sus subordinados, en caso de ser él el subordinado, permitirá que lo irrespeten porque creerá que esto es lo normal.
Dicho esto, reiteramos lo expresado en el inicio de esta guía. La mejor manera de educar a un hijo, es comenzar por autoeducarnos. Solo así podremos transmitir un mensaje coherente y un comportamiento saludable para que sea replicado por nuestro hijo. No podemos aspirar a inculcar valores solo con nuestras palabras, las acciones tienen que ir de la mano para que el efecto sea real.