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¿Cuáles son los fundamentos del coaching?

Siendo el coaching una disciplina aún joven, todavía se experimenta con las potenciales metodologías y beneficios. Pero ya bastante consolidado, el proceso de coaching está atravesado por un número de principios teóricos, mediante los cuales se facilita ejercer. En este artículo My Web Studies tiene la intención de declarar algunos de ellos, según nuestra concepción los más esenciales.


La posibilidad del cambio:

El proceso de coaching no existiría de no ser por la idea de la posibilidad del cambio establecida como ley universal. Pese a que el cambio no posee por naturaleza una connotación positiva o negativa, a la mayoría de las personas les produce temor e inseguridad enfrentarse a modificaciones en su realidad ya asimilada. Es parte del coaching contemplar los cambios como procesos que devienen en desarrollo y evolución. El coach colabora a visualizar el cambio como un proceso esperanzador, y también en sus debidos contextos como un proceso necesario.

No hay forma de desentenderse de los cambios, por tanto solo queda aprender a reaccionar ante los mismos y manejarlos a conveniencia, siempre dentro de lo que se pueda. Se puede trabajar en recrear y acelerar los cambios que uno entiende como necesarios, o, por otro lado, en retardar o intervenir en aquellos que amenazan de mala manera nuestro contexto. Pero, visto esto, es válido reconocer nuestros límites y declarar que hay procesos de cambio que escapan de nuestras manos. En este caso, el coach debe enfocar su trabajo en conseguir que su cliente aprenda a lidiar con las consecuencias no deseadas. No enfrentarse a la tristeza y otras emociones con reflejos negativos en nuestra conducta, sino aceptarla y luego desplazarla orgánicamente.


Con respecto al cambio existe otro factor clave, muchas veces localizamos la necesidad del cambio en la zona externa a nosotros mismos. Está claro que en la mayoría de los casos resulta más simple ejercer un diagnóstico crítico sobre los otros. No practicar el auto reconocimiento y la auto crítica puede devenir en la evasión de un cambio imprescindible. Una línea de la sabiduría universal receta a los inconformes convertirse en el cambio que desean ver en el mundo, razón no le falta.


Reconocimiento de nuestros potenciales:

El coaching responde una premisa muy clara: desarrollar al máximo los potenciales del cliente que requiere el servicio. Pese a que durante el proceso también se le otorga al coacheé la oportunidad de desarrollar habilidades novedosas, el proceso realmente se centra en sacar a la luz capacidades que el individuo posee pero que no explota al máximo. Las razones de dicho fenómeno pueden ser varias, dígase desmotivación, ausencia de confianza en sí mismo, inseguridad generalizada, depresión o ansiedad, experiencias injustas o desafortunadas. Todas las posibles causas requieren tratamientos complejos, que implican una perspicacia por parte del coach en cuanto a diagnóstico y seguimiento. Asimismo el mérito está asegurado, no hay nada tan poderoso como un individuo que reconoce todos sus potenciales y los opera según sea necesario.


Toma de conciencia:

No importa cuánta disciplina se ponga en el proceso o cuánto se extienda el diálogo, el factor clave y el que indica auténtica disponibilidad es la toma de conciencia. Tanto el coach como el coacheé deben respaldar su presencia con la concientización de sus posturas, y de las variables de la situación. El cliente debe asumir el ejercicio introspectivo, bajo la guía del coach según lo crea necesario. Descubrir “quiénes somos” es una tarea imposible, sobre todo debido a lo cambiante de nuestra materia psicológica, pero acercarnos a verdades sobre nuestra persona es posible, y cuando menos necesario. El camino hacia el éxito personal está determinado por ejercicios que promueven la autoconciencia y la autorresponsabilidad. El aporte del coach radica en la conducción hacia el hallazgo mediante un diálogo inteligente y empático, marcado por el interés genuino sobre quién es el otro.


La responsabilidad:

Es un valor propio de la conciencia que genera una reacción más positiva e integral ante las situaciones, cualesquiera estas sean. Algo importante a tener en cuenta es que la responsabilidad no solo se manifiesta en la toma de las decisiones de manera consciente, sino también en la capacidad para asumir las consecuencias. O sea, la responsabilidad es la que permite tramitar una personalidad consecuente. En ocasiones el individuo puede ser consciente de su situación, favorable o no; pero de alguna forma se encuentra enajenado, se ha desentendido de su responsabilidad en la causa o posibilidad de cambio de su contexto actual. He aquí la inserción del coach, con la finalidad de que el coacheé comprenda el poder de sus pensamientos y acciones, y cómo absolutamente todo puede ser definitorio en cuanto a sus resultados; el individuo debe crear o retomar la noción de su control sobre la realidad. Desarrollar la responsabilidad como valor fomenta la seguridad emocional, la validación personal, y asimismo conduce a la adopción de mecanismos más saludables en la cotidianidad.


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