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Ciberbullying y riesgos digitales: la nueva cara del acoso escolar - acoso escolar
Hace dos décadas, cuando un alumno salía del colegio, el acoso terminaba. Su hogar era un refugio seguro. Hoy, esa barrera ha desaparecido. El smartphone ha extendido el patio del colegio al dormitorio, permitiendo que el acoso sea 24/7, viral y, a menudo, anónimo. El ciberbullying no es simplemente "insultos en internet"; es un fenómeno complejo con tipologías delictivas específicas que todo docente y padre debe saber identificar. En este artículo analizamos las amenazas digitales más graves: Ciberacoso, Sexting y Grooming.
El ciberbullying es el uso de medios telemáticos (internet, telefonía móvil y videojuegos online) para ejercer el acoso psicológico entre iguales. Tiene características únicas que lo hacen más peligroso que el acoso tradicional:
No todo es un insulto en WhatsApp. Existen formas sofisticadas de violencia digital que estudiamos en el curso:
El Sexting consiste en el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos por el propio remitente a través del móvil. En sí mismo no es acoso, pero es la puerta de entrada.
La Sextorsión ocurre cuando alguien amenaza a la víctima con difundir esas imágenes íntimas si no accede a sus chantajes (que pueden ser económicos o sexuales). Es un delito grave que a menudo lleva al suicidio o daño psicológico severo.
Es una de las amenazas más peligrosas. Un adulto se hace pasar por un menor en redes sociales o videojuegos (Fortnite, Roblox) para ganarse la confianza de un niño o niña con fines sexuales.
Consiste en agredir físicamente a una persona mientras se graba la agresión con el móvil para luego difundirla en redes. Aquí la violencia física es solo un medio; el fin último es la humillación pública digital.
El agresor accede a la cuenta de la víctima (porque adivinó la contraseña o la víctima dejó la sesión abierta) y publica comentarios ofensivos, declaraciones falsas o insultos a terceros en su nombre. El objetivo es destruir la reputación social de la víctima y hacer que sus amigos se vuelvan contra ella.
La solución no es prohibir la tecnología, sino educar en su uso. Los centros y las familias deben trabajar en:
Contrato Digital Familiar: Establecer normas claras sobre el uso de dispositivos. "No hay móviles en la habitación por la noche".
Privacidad y Huella Digital: Enseñar a los menores que "internet no olvida". Configurar las opciones de privacidad de las redes sociales juntos.
La Regla de los 3 Segundos: Antes de enviar un mensaje o foto, pensar 3 segundos: ¿Me gustaría que esto lo vieran mis padres o mis profesores? Si la respuesta es no, no se envía.
Combatir el ciberbullying requiere una actualización constante. Los agresores siempre van un paso por delante en tecnología; nuestra responsabilidad como educadores es no quedarnos atrás en prevención.